Bajo fuerte seguridad, Bukele, junto con su compañero de fórmula, el vicepresidente Félix Ulloa, acudió al Tribunal Supremo Electoral (TSE), en el oeste de San Salvador, donde decenas de seguidores coreaban “¡Nayib!” y “¡reelección!”.
“Estamos cambiando la imagen de El Salvador, y hemos cambiado de ser el país más inseguro del mundo al país más seguro del continente”, dijo Bukele a través de un megáfono.
Asimismo, reconoció que en el país centroamericano “falta mejorar más la salud, falta mejorar más la educación, falta generar más empleos, falta construir más infraestructura, y todo eso lo vamos a hacer en los próximos cinco años”.
El Milenial de 42 años, quien es hábil con el uso de las redes sociales, es el presidente más popular de Latinoamérica, con el respaldo del 90 % de los salvadoreños, según una encuesta publicada en julio por la ONG Latinobarómetro 2023.
Su popularidad hace ver, por ahora, que no tendrá rival. Según un sondeo de la Universidad Francisco Gavidia, Bukele en agosto tenía 68,4 % de intención de voto, lejos del 4,3 % del candidato de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y del 2,8 % del izquierdista Frente Farabundo Martí (FMLN).
En un país donde estuvo prohibida la reelección hasta la llegada de Bukele al poder, opositores, abogados y analistas internacionales consideran que su postulación es inconstitucional, habilitada por magistrados que nombró un Congreso que domina.
La ‘guerra’ contra las ‘maras’
Su triunfo en las elecciones de 2019 rompió 30 años de bipartidismo de izquierda y derecha, cuando El Salvador figuraba como uno de los países más violentos de América Latina.
Tras un fin de semana que registró 87 asesinatos atribuidos a las ‘maras’, Bukele impuso el régimen de excepción bajo el que ha habido unos 73.000 detenidos, y este año inauguró la llamada megacárcel para más de 40.000 reos, considerada la más grande del continente.
Ciudades y barrios acorralados por las pandillas, que viven de la extorsión, la venta de droga y el sicariato, han sido militarizados por miles de policías y militares.
“El FMLN y Arena solo robaron. Bukele ha hecho que hoy se viva más tranquilo, sin que los bichos (pandilleros) anden jodiendo a la gente honrada”, dijo a la agencia periodística AFP, Javier Ramírez, chofer de bus de 54 años.
“La prolongada incertidumbre por la inseguridad es uno de los factores que propiciaron (...), sin duda, el apoyo que tiene”, comentó a AFP la directora del Instituto de Opinión Pública de la jesuita Universidad Centroamericana (UCA), Laura Andrade.
Grupos de derechos humanos critican que el régimen de excepción permite juicios colectivos y arrestos sin orden judicial. Unos 7.000 inocentes ya debieron ser liberados, según datos oficiales.
Pero Bukele hace caso omiso a esos reparos, afirma que El Salvador está “por primera vez en paz” y señala que hubiera sido “imposible” librar la “guerra contra las pandillas” sin el poder legislativo que trajo “gobernabilidad”.
Una candidatura controvertida
En septiembre de dicho año, la nueva Sala hizo una interpretación de los artículos de la Constitución que prohíben la reelección y lo habilitó para aspirar a un segundo mandato.
“No pueden sobreponerse los criterios de popularidad o de encuestas por encima del texto Constitucional”, dijo el director de sondeos de la Universidad Francisco Gavidia, Oscar Picardo.
En la calle no muchos ciudadanos salvadoreños se expresan en contra, pero Manuel Cubías, un jubilado de 76 años, lamenta que “han cambiado cosas y no le han pedido opinión a nadie”.
Para Omar Serrano, vicerrector de la UCA, la candidatura “confirma la pérdida del Estado de Derecho y que la ley y la institucionalidad está supeditada a la voluntad del presidente”.
“Tiene todo para reelegirse: los tres poderes, la Fiscalía, toda la institucionalidad, la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas. Además del respaldo social mayoritario”, aseguró.
Por su parte, el constitucionalista colombiano Rodrigo Uprimny en una columna del portal Dejusticia aseguró que: “Bukele no se ha limitado a cooptar la Sala Constitucional, que es obviamente la joya de la corona, sino que también ha usado sus mayorías en la Asamblea para llenar la Corte Suprema con magistrados cercanos al Gobierno. Cooptado el Estado, este presidente se lanza a la reelección el año entrante. Y como es popular, por el apoyo de una ciudadanía agobiada por la violencia y por las maras, probablemente será reelegido, lo cual consolidará la destrucción del Estado de derecho salvadoreño”.
Ante las críticas, seguro de su popularidad, Bukele ha ironizado diciendo ser “el dictador más cool del mundo”.
*Con información de AFP