Por Olga Lucía Criollo, Editora Política*

Como un espectáculo mediático de parte del régimen de Daniel Ortega en Nicaragua para aparentar “normalidad”, así calificaron medios de comunicación, políticos y religiosos en el exilio las fotografías publicadas por el Gobierno del país centroamericano el pasado martes, en las que se muestra que se le está haciendo un chequeo médico a monseñor Rolando Álvarez, obispo de la diócesis de Matagalpa y preso político de la dictadura.

Uno de ellos fue el abogado y exiliado político Yader Mozarán, quien en su cuenta en la red social X, dijo que las imágenes del obispo “solo confirman, una vez más, el Estado policíaco que por años hemos venido denunciando y la arbitrariedad que viven los procesados políticos, ya que monseñor fue ‘condenado’, y en esta etapa procesal la Policía no tiene nada que ver con él”.

Rolando Álvarez, obispo nicaragüense. | Foto: AFP or licensors

Y agregó: “En todo caso, le corresponde a las autoridades del sistema penitenciario y a la jueza de ejecución de sentencia y vigilancia penitenciaria visitarlo, según la ley, pero no a los emisarios que se le antoje al régimen para consumar su show”.

Se refiere el opositor a que en las fotografías monseñor Álvarez, quien fue detenido el 19 de agosto del 2022, tras negarse a salir de Nicaragua, aparece al lado de los comisionados generales Zhukov Serrano y Luis Barrantes, funcionarios de Ortega.

De igual forma, Felix Maradiaga, otro líder opositor nicaragüense, se pronunció a través de X: “La verdad es innegable: monseñor Álvarez y los demás sacerdotes arrestados arbitrariamente deben estar libres, y ninguna fotografía podrá borrar esa arbitrariedad ni los tratos inhumanos y humillantes a los que están siendo sometidos los sacerdotes secuestrados y todos los presos políticos”.

Las imágenes fueron dadas a conocer horas después de que el Departamento de Estado de Estados Unidos exigiera la liberación inmediata del jerarca de la Iglesia Católica y de los 16 sacerdotes que fueron secuestrados el 31 de diciembre en ese país.

En efecto, el martes, el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, acusó a Ortega y a su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo, de haberlo “encarcelado injustamente” y añadió: “Una vez más, pedimos al Gobierno nicaragüense que ponga en libertad al obispo Rolando Álvarez de inmediato y sin condiciones”.

1 | Foto: Restringido

También indicó que “las autoridades nicaragüenses han mantenido aislado a monseñor Álvarez, han impedido una evaluación independiente de las condiciones de su encarcelamiento y han difundido vídeos y fotografías escenificados que aumentan la preocupación por su bienestar”.

“El régimen de Ortega-Murillo sigue imponiendo severas restricciones a las comunidades religiosas y niega a los ciudadanos nicaragüenses la posibilidad de practicar libremente sus religiones y expresar sus creencias”, se afirmó también en un comunicado.

Y el jefe de la diplomacia estadounidense para América Latina, Brian Nichols, añadió en la misma red social: “Él, y todos los detenidos injustamente merecen ser liberados de manera inmediata e incondicional”.

“Está muy pálido”

Y añadió, en un comunicado, que durante la atención médica monseñor “expresó que se siente bien y se mantiene realizando ejercicios”.

Monseñor Rolando Álvarez fue sometido a un chequeo médico por parte del Gobierno de Nicaragua. | Foto: El País

Sin embargo, el diario La Prensa, recoge igualmente el concepto de la médica, también exiliada, Anelí Pérez Molina, quien sostiene que la imagen del religioso, de 57 años de edad y que ya completó 500 días de arrestro, muestra que ha bajado de peso y “con una palidez extrema”.

En noviembre pasado, el Gobierno de Daniel Ortega aseguró que cumplía los “protocolos de atención médica” y que eran “preferenciales” las condiciones de reclusión de quien fue condenado el 10 de febrero de 2023 a 26 años de cárcel por traición a la patria, propagación de noticias falsas y desacato, entre otros cargos, un día después de que rechazara marcharse a Estados Unidos junto a 222 opositores presos expulsados del país.

Y por esa época divulgó un video en el que se vía al obispo pálido, más delgado y con rostro inexpresivo mientras miraba la televisión, como ajeno a una puesta en escena.

Antes, en octubre, monseñor Álvarez no había figurado entre los doce sacerdotes que fueron liberados y enviados a Roma tras un acuerdo con el Vaticano, que hace cerca de dos años atrás le había dado la orden a monseñor Silvio José Báez, máximo jerarca de la Iglesia Católica en Nicaragua, que saliera del país, al temer por su vida.

Relaciones tensas

El pasado lunes, tras el tradicional rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el Papa Francisco dijo que sigue “con profunda preocupación lo que está sucediendo en Nicaragua, donde obispos y sacerdotes han sido privados de su libertad”.

La relación entre la Iglesia y el Gobierno se deterioró después de que Daniel Ortega acusara a sacerdotes de apoyar las protestas antigubernamentales de 2018, que consideró un intento de golpe de Estado promovido por Washington y que se saldaron, según la ONU, con más de 300 muertos.

La situación se ha agravado desde la Navidad y el fin de año para la Iglesia, con 16 sacerdotes más detenidos en Nicaragua, incluido otro obispo, Isidoro Mora, pero ni el presidente Ortega ni la Policía se han referido a esos hechos.

Otro momento de tensión diplomática entre Managua y Roma tuvo lugar en marzo del 2023, cuando el Santo Padre tachó al régimen nicaragüense de “dictadura grosera”.

De igual forma, organizaciones vinculadas a la Iglesia han sido cerradas, entre ellas la jesuita Universidad Centroamericana (UCA) de Managua.

*Con información de AFP