A la dictadura en Venezuela se le están viendo claramente las costuras. Esa es la manera como los analistas describen una realidad cada vez más innegable: el nepotismo y la tiranía de Nicolás Maduro para aferrarse al poder tal y como lo hizo Hugo Chávez.

Jugarse la Presidencia en unas elecciones en las que se respeten los derechos políticos y las garantías electorales no es una opción que contemple el régimen de Maduro. Mucho menos ante la presunta derrota que anunciaron los resultados de las primarias opositoras, en el mes de octubre pasado, en las que María Corina Machado obtuvo una importante votación.

Por eso consideran analistas y columnistas que no fue más que una burla y una jugada política la supuesta negociación que concluyó con el Acuerdo de Barbados en el que el régimen de Venezuela se comprometió con el Gobierno de Estados Unidos y la Plataforma Unitaria de Oposición a realizar unas presidenciales transparentes a mediados del 2024 y bajo observación de veedores internacionales.

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Lo que recibió el régimen de Maduro a cambio fue la reducción de las sanciones contra la industria de hidrocarburos, la aurífera y de gas natural. Igualmente, el acuerdo permitió que Estados Unidos le concediera libertad a Alex Saab, el considerado testaferro de Maduro, mediante un canje de detenidos. Saab había sido capturado en el 2020 por lavado de dinero y era considerada la carta más poderosa que tenía el gobierno de Joe Biden para presionar un proceso democrático real en Venezuela, pero EE.UU. se quedó sin el as bajo la manga.

La respuesta del régimen venezolano, con Saab libre y sin nada qué perder, fue que inhabilitó por 15 años a María Corina Machado para ser candidata presidencial, al igual que a Henrique Capriles; además metió presos a varios dirigentes opositores y no permitió que la oposición pudiera inscribir un candidato para enfrentar a Maduro en los comicios de julio próximo.

Según Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario, el régimen hace todo lo posible por quitarle valor a las elecciones y forzar la renuncia de la oposición a participar.

Ante la oleada de críticas de la comunidad internacional y las amenazas de la Casa Blanca de restituir las sanciones, el chavismo optó por cerrar filas otra vez y decantarse por un nuevo aislamiento al estilo ‘Ortega’, sin importarles los costos políticos, económicos y humanos que esa decisión conlleva. A esto se suman doce nuevas detenciones de activistas, incluida la abogada y defensora de derechos humanos Rocío San Miguel.

Divide y reinarás

Con el objetivo conjunto de derrotar a Nicolás Maduro en las elecciones del 28 de julio, la oposición de Venezuela, consideran los analistas, debe evitar una ‘guerra interna’ que solo favorecería un tercer mandato de Nicolás Maduro, que asumiría por seis años más, y que está en la Presidencia desde el 2013.

Caracas, Venezuela - 25 de marzo: Presidente de Venezuela Nicolás Maduro oficializa candidatura. | Foto: 2024 Getty Images

De acuerdo con el Consejo Nacional Electoral de Venezuela, en el listado de trece candidatos habilitados para las elecciones de julio figuran dos aspirantes de oposición: Manuel Rosales, gobernador del estado Zulia, y Edmundo González Urrutia, inscrito provisionalmente mientras se define un candidato de la Plataforma Unitaria Democrática (PDU), pero ninguno de ellos estuvo en las primarias de octubre ni fue propuesto por la ganadora de esas consultas internas: la dirigente María Corina Machado.

“Mi candidata es Corina Yoris”, dijo entonces Machado después de la inscripción de Rosales. Yoris, una académica de 80 años, era su apuesta para representarla en la boleta electoral, pero nunca pudo ser inscrita ante el bloqueo en el sistema que denunció la oposición.

“Los acuerdos internos de la oposición deben regirse por mantener la unidad como la mejor estrategia posible”, dijo el politólogo venezolano Yoel Lugo.

“Las restricciones de este proceso comicial dejan apenas una rendija (a la oposición) por la cual pasar”, indicó Piero Trepiccione, politólogo y consultor en opinión pública. “Esa rendija obliga aún más a la oposición a conversar y ponerse de acuerdo... Ojalá no se pise el peine y se caiga en la trampa de la fragmentación apuntalada por el gobierno”, añadió Trepiccione.

¿Entonces qué sentido tiene que la dictadura de Maduro quiera someterse a una elección? De acuerdo con Ronal Rodríguez, de la Universidad del Rosario, “Se suele pensar que los dictadores montan escenografías electorales para legitimar su poder y argumentar que gobiernan por voluntad del pueblo, pero en el mundo de hoy eso es difícil de creer, hoy es más difícil maquillar los autoritarismos”.

El candidato logró inscribirse a última hora ante el CNE | Foto: x/@manuelrosalesg

“Realmente las elecciones les permiten a las dictaduras demostrar y exhibir el nivel de control que tienen sobre el sistema político, las instituciones, las organizaciones del Estado y hasta de la población. Una estrategia que les permite a este tipo de regímenes: sancionar, inhabilitar, detener y perseguir a sus detractores a fin de robarles la esperanza de un cambió, del retorno a la democracia, o incluso de una moderación de la dictadura. Las elecciones son una oportunidad para mostrarse fuerte y hacer ostensible el aparato represor”, explica Rodríguez.

La oposición tiene hasta el 20 de abril para definir el candidato: el escenario más evidente hasta ahora es que González Urrutia decline en favor de Rosales.

Maduro elige a sus opositores

Tras el favoritismo de María Corina Machado para derrotar a Nicolás Maduro en las urnas el próximo 28 de julio, la única alternativa del régimen venezolano fue inhabilitarla durante 15 años y declararla impedida para postularse en la actual campaña presidencial.

Eso obligó a la oposición unida a buscar un Plan B que les permitiera competir contra Maduro en las que se presumían que serían unas elecciones más transparentes que las anteriores en las que Maduro se proclamó presidente en medio de dudas por los resultados.

La bendecida entonces con el aval otorgado por María Corina Machado, arropada con su capital político y electoral, fue la profesora y filósofa Corina Yoris Villasena, quien se presumía que sería quien enfrentara a Nicolás Maduro en las elecciones programadas por el oficialismo para este 28 de julio.

La líder de la oposición María Corina Machado abraza a Corina Yoris durante una conferencia de prensa en Caracas, Venezuela, | Foto: Copyright 2024 The Associated Press. All rights reserved

“El régimen chavista ha hecho todo lo posible por dividir a la oposición, por cuestionar los liderazgos políticos y por limitar la participación de los ciudadanos. El objetivo es que antes del 28 de julio la oposición se niegue a participar, como en las elecciones parlamentarias de 2005 y 2020, en las locales de 2017 o las de Asamblea Nacional Constituyente del mismo año y las presidenciales de 2018. Si la oposición no participa montar el show del supuesto apoyo de las bases chavistas, les resultaría más fácil, e intentar hacer la puesta en escena en la cual Nicolás Maduro es reelegido por tercera vez con una gran votación, al mejor estilo de Vladimir Putin en Rusia”, señala el investigador Ronal Rodríguez.

La elección de una académica mujer, respetada por todos los venezolanos, era parte de una apuesta por continuar en la ruta electoral, por hacer más difícil y costoso al régimen la consolidación de la dictadura, no obstante, el retorno a la democracia de Venezuela es cada vez más complejo y el chavismo, liderado por Nicolás Maduro, ya tomó la senda de Daniel Ortega en Nicaragua y aspira a gobernar hasta la vejez como lo hicieron los hermanos Castro en Cuba.

Por eso el rechazo del Gobierno de Estados Unidos a la decisión del régimen en Venezuela, a través del CNE, de impedir que la candidata de oposición se inscribiera .

“La aceptación por parte del CNE de sólo aquellos candidatos de la oposición con los que Maduro y sus representantes se sienten cómodos va en contra de unas elecciones competitivas e inclusivas que el pueblo venezolano y la comunidad internacional consideren legítimas”, dijo el portavoz del Departamento de Estado Matthew Miller en un comunicado.

Pese a haber pactado un mayor respeto a la oposición, el Gobierno de Maduro le sigue poniendo trabas y ahora busca invalidar las elecciones en las que ganó María Corina Machado.

Miller dijo que se deben “permitir unas elecciones libres y justas” y reiteró que de lo contrario habrá “consecuencias”, pues Estados Unidos anunció que podría revertir la flexibilización de sanciones anunciada a finales de año en compensación al acuerdo logrado entre Gobierno y oposición para hacer las elecciones.

Por su parte el CNE rechazó de manera categórica “los insolentes y falsos cuestionamientos del Departamento de Estado... para desprestigiar a una de las instituciones más sólidas de la robusta democracia venezolana”.

“No soy el candidato de Maduro”

“Me han desatado una guerra por las redes, están gastando millones de dólares inventando, calumniando, difamando, que si yo soy el candidato de Maduro, que si negocié con Maduro, ¡que Dios me ampare y me favorezca! (de ser su candidato)”, dijo Rosales durante un evento público en la ciudad de Maracaibo, capital del estado Zulia, donde fue reelegido en el 2021.

El anuncio sobre la candidatura de Rosales, quien enfrentó a Hugo Chávez en las elecciones presidenciales del 2006, fue hecho por el mismo gobernador el pasado martes al filo de la medianoche, justo cuando vencía el plazo para inscribir candidaturas a los comicios previstos para el 28 de julio.

María Corina Machado, líder de la oposición del partido Vente Venezuela, habla en una conferencia de prensa después de que se le prohibiera ocupar cargos públicos durante 15 años. | Foto: (c) Copyright 2024, dpa (www.dpa.de). Alle Rechte vorbehalten

El dirigente de 71 años se inscribió a última hora con su partido Un Nuevo Tiempo (UNT), luego de que el acceso a la plataforma automatizada fuera bloqueado a la profesora universitaria Corina Yoris, nominada por María Corina Machado, ganadora de primarias celebradas en octubre pasado y quien no pudo participar por una inhabilitación impuesta por la Contraloría que está bajo el dominio del régimen de Maduro.

“Busquen una negociación, busquen un candidato o una candidata que pase las trabas y los obstáculos del gobierno; búsquenlo, y yo le entrego la candidatura a quien quieran, pero no difamen, no le hagan la guerra sucia al pueblo de Venezuela, no dejen sin salida al pueblo de Venezuela”, dijo Rosales defendiendo su postulación.

Agregó el dirigente opositor que “Tenía que tomar una decisión y la tomé, era un gesto de responsabilidad: o dejaba el barco a la deriva y dejábamos a Maduro 6 años allí, o le decía a Venezuela el 28 de julio vamos a sacar a Maduro a punta de votos”.

No obstante, y mientras se define el nombre de un eventual candidato único de oposición, Rosales arrancó su campaña con un acto en un centro de convenciones de Maracaibo, donde miles de militantes lo acompañaron y celebraron su aspiración.

¿Quién es Manuel Rosales?

La realidad es que Rosales no fue la primera opción ni tampoco la segunda, pero al final el veterano y astuto dirigente, más pragmático y negociador que otros en su línea vetados por el gobierno, será el principal rival del presidente Nicolás Maduro en las elecciones del 28 de julio.

Rosales fue candidato presidencial en 2006, cuando enfrentó a Hugo Chávez. Su partido, Un Nuevo Tiempo (UNT), logró inscribirlo mientras que la Plataforma Unitaria, que tiene su propia boleta electoral no pudo registrar la candidatura de Corina Yoris, plan B de la oposición unida.

Manuel Rosales, candidato a la presidencia de Venezuela | Foto: X/@manuelrosalesg

Es un candidato “más potable” para el gobierno, que se juega su continuidad tras un cuarto de siglo en el poder, según analistas. Pero a la vez es una figura divisoria en la oposición, sobre todo en los últimos meses, por contactos mantenidos con Maduro desde que reasumió la gobernación.

De hecho, María Corina Machado siempre marcó distancia hasta una primera reunión la semana pasada para trazar la unidad. En esa cita, la UNT se mantuvo firme al lado de la opción labrada por la líder opositora, hasta que la autoridad electoral sólo permitió lanzar al gobernador.

“Ha demostrado ser un hombre muy pragmático, que sabe adecuarse a las circunstancias y que nunca está negado a negociar”, dijo la politóloga María Alexandra Semprún.

Rosales espera aglutinar en torno a su nombre a la mayor parte de la atomizada oposición, aunque esta vez el pegamento es Machado, líder indiscutible del antichavismo, pero obligada a enfrentar a Maduro en un costado, levantando la mano a otro.