El ejército israelí lanzó este domingo una nueva descarga de bombardeos contra Hezbolá en Líbano que dejaron más de 100 muertos, dos días después de la muerte del líder del movimiento islamista libanés, Hasán Nasralá, junto con decenas de otros miembros del grupo en otro ataque.
En otro frente, Israel dijo que golpeó objetivos de los rebeldes hutíes en el oeste de Yemen, después de que estos insurgentes proiraníes reivindicaran el lanzamiento de un misil contra el aeropuerto de Tel Aviv.
“Ningún lugar está demasiado lejos” para Israel, advirtió el ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, tras los bombardeos. Manteniendo la presión militar contra Hezbolá, una formación chiita proiraní, el ejército israelí indicó que golpeó 120 objetivos en Líbano.
El cuerpo del líder del movimiento libanés “fue encontrado el sábado y fue envuelto en un sudario”, indicó una fuente cercana a la organización, precisando que todavía no se fijó la fecha del funeral.
En un balance revisado publicado a última hora del domingo, el Ministerio de Salud libanés cifró el total de muertos en 105 y el de heridos en 359.
Se debe evitar la guerra
Posteriormente, una fuente de seguridad libanesa informó el lunes de cuatro muertos en un bombardeo israelí contra Beirut, el primer ataque a la capital desde el 7 de octubre, cuando Hamás incursionó en territorio israelí y desató la guerra en la Franja de Gaza.
El ejército israelí afirmó haber matado el viernes, junto con Nasralá, a más de 20 miembros de Hezbolá de diversos rangos presentes en el cuartel general subterráneo situado bajo edificios civiles.
Irán informó que un importante comandante de los Guardianes de la Revolución, el ejército ideológico de la República Islámica, también murió en el ataque del viernes. Su muerte “no quedará sin respuesta”, advirtieron las autoridades iraníes.
Hezbolá, financiado y armado por Irán, fue creado en 1982 durante la guerra civil en Líbano, a iniciativa de los Guardianes de la Revolución de Irán.
La muerte de Nasralá, que era considerado el hombre más poderoso de Líbano, constituye una gran victoria de Israel frente a su archienemigo Irán y sus aliados, pero empuja a la región a un terreno desconocido.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirmó este domingo que “debe evitarse” una guerra total en Oriente Medio y el ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Jean-Noël Barrot, aterrizó en Líbano para “entrevistarse con las autoridades locales y proporcionar apoyo, especialmente humanitario”.
Pese a los ataques incesantes de Israel, Hezbolá continúa lanzando cohetes hacia territorio israelí.
“Tenemos miedo de una escalada total”, afirmó Matan Sofer, habitante de la localidad israelí de Rosh Pina, ubicada a unos 30 kilómetros de la frontera con Líbano.
La cifra de los desplazados alcanzan hasta a un millón de personas
Nasralá, de 64 años, era venerado entre la comunidad chiita en Líbano. Líder de Hezbolá desde 1992, vivía en la clandestinidad desde hacía años y aparecía pocas veces en público.
Al ser preguntado sobre las consecuencias para los civiles de los bombardeos israelíes en Gaza y Líbano, el papa Francisco respondió: “Un país que utiliza la fuerza para actuar de esta manera, sea el país que sea, que actúa de una manera tan excesiva, [se presta a] acciones inmorales”.
Irán pidió por su parte una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU para evitar “una guerra total” en la región.
El primer ministro libanés, Najib Mikati, indicó que cerca de un millón de personas podrían haber sido desplazadas por los ataques israelíes en Líbano.
“Podría ser el mayor desplazamiento de población de la historia de Líbano”, declaró.
Según la ONU, los bombardeos israelíes obligaron a huir a 50.000 personas de Líbano hacia Siria y más de 200.000 están desplazadas dentro del país.
*Con información de AFP