Los casos más representativos son los de Brasil y Perú por parte de opositores al gobierno en turno.

En Perú, varias protestas contra el gobierno de Dina Boluarte, han dejado 58 muertos desde el pasado 7 de diciembre, fecha en la que explotó la crisis.

Pedro Castillo, el entonces presidente había sido destituido y encarcelado, luego de intentar disolver el Congreso e imponer un Estado de excepción, lo que fue calificado por Boluarte y el gabinete de Castillo como “un intento de golpe de Estado”.

En Bolivia se han producido bloqueos de carreteras para exigir la renuncia de los jueces que inhabilitaron al expresidente Evo Morales como candidato a las elecciones presidenciales de 2025. | Foto: AFP or licensors

“El poder militar se pone por encima del poder político y legitima a Jeanine Áñez con el mandato de llevar a cabo elecciones tres meses después. No sucedió y como consecuencia provocó el despliegue de militares para evitar las movilizaciones a favor de Morales. La familia de Evo Morales tuvo que solicitar asilo a México por la persecución política desencadena por Añez”, contó la profesora de la FES Aragón, Serrano Solares.

Los seguidores del expresidente Jair Bolsonaro, saquearon varias sedes antes de que Luiz Inácio Lula da Silva llegara al poder.

Pero hay otros golpes de estado a los que se les considera como golpes blandos, los cuales suelen estar acompañados por el lawfare o la “guerra jurídica”.

Este concepto, según el autor Enrique Santiago, se define como “el uso del orden jurídico para desarticular políticamente a un adversario a través de una persecución que le impida la participación en procesos electorales”.

En Brasil, a una semana de la llegada al poder del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, los seguidores del expresidente de ultraderecha, Jair Bolsonaro, saquearon las sedes de los poderes públicos.

En Perú los manifestantes marchan exigiendo la renuncia de la presidenta Dina Boluarte, tras el primer año desde su llegada al poder. | Foto: AFP or licensors