El papa Francisco, sensible al universo carcelario, lavó el jueves los pies de 12 mujeres detenidas en una prisión de Roma, un rito que marca el jueves antes de la Pascua.
Ya había realizado este rito en 2015, pero es la primera vez que lo consagra solo a mujeres.
Sentado en una silla de ruedas, Jorge Bergoglio lavó los pies de cada una de las 12 reclusas, algunas de ellas llorando, antes de limpiarlas con una toalla y besarlas.
“Todos conocemos grandes y pequeños fracasos”, lanzó el papa Francisco en una homilía improvisada durante la misa celebrada en el patio de este centro de detención, donde están encarceladas unas 370 mujeres.
El papa Francisco, que ya visitaba a presos en Buenos Aires, destacó que el lavatorio de los pies “es un gesto que nos llama a servir a los demás”.
En la tradición cristiana, el Jueves Santo conmemora el día en que Cristo lava los pies a los apóstoles en su Última Cena.
Desde su elección en 2013, el jefe de la Iglesia católica ha visitado en varias ocasiones cárceles o centros de acogida para refugiados, lavando los pies a exmafiosos, enfermos o marginados.
El viernes por la noche debería presidir el “Vía Crucis” en el Coliseo, al que no había podido asistir en 2023 por razones de salud.