Los paraguayos eligen este domingo un nuevo presidente y Congreso en unas elecciones de resultado incierto, marcadas por acusaciones de corrupción contra altas figuras del oficialismo, y en las que la continuidad de la relación con Taiwán ha sido puesta en duda.
Santiago Peña, un economista de 44 años, intenta retener el poder para el oficialista Partido Colorado (conservador), frente a Efraín Alegre, un abogado de 60 años que lidera la coalición de centro-izquierda Concertación Nacional.
Minutos antes de la apertura de los centros electorales, a las 07H00 locales, ambos llamaron a la población a votar.
“Tenemos los atributos y condiciones para que todos los paraguayos podamos estar mejor. Vayamos a votar con paz y alegría, que las urnas sean un lugar de armonía”, dijo Peña.
Por su parte, Alegre pidió a los paraguayos ir a votar “tranquilamente”. “No caigan en el desaliento. Todos tenemos que ir a las urnas, a mayor participación mayor legitimidad de la democracia”, señaló.
El Partido Colorado ha gobernado a Paraguay durante la mayor parte de las últimas siete décadas, en dictadura y en democracia, con una sola interrupción durante el gobierno del izquierdista Fernando Lugo (2008-12), destituido en juicio político un año antes de terminar su mandato.
El actual presidente Mario Abdo, uno de los primeros en votar en Asunción, también instó a la ciudadanía a sufragar. “Espero que sea una jornada democrática y pacífica. Espero que haya la mayor participación y que gane el que tenga más votos”, dijo.
Las últimas encuestas muestran un empate técnico entre Peña y Alegre. “Generalmente a estas alturas el Partido Colorado tenía aseguradas las elecciones, cosa que esta vez no está pasando. Llegamos al día de la elección con un panorama en el cual cualquiera puede ser el ganador”, dijo el analista político Sebastián Acha.
La elección presidencial, a una sola vuelta, se gana con mayoría simple para un periodo de cinco años sin posibilidad de reelección inmediata.
“Significativamente corruptos”
La campaña electoral se desarrolló en simultáneo con sanciones de Estados Unidos contra algunos de los más importantes líderes colorados, como el exmandatario Horacio Cartes (2013-18), un rico empresario tabacalero, presidente del partido y padrino político de Peña.
Designado en 2022 como “significativamente corrupto” por el Departamento de Estado, que le prohibió el ingreso a Estados Unidos, fue sancionado en marzo por el Tesoro.
“Estas acusaciones, por el momento en que salen, de algún modo convierten las elecciones en un plebiscito en contra o a favor de la corrupción”, opinó Acha.
Alegre, en todo caso, ha centrado su discurso en atacar la corrupción y el crimen organizado.
“Nuestra institucionalidad está en peligro por el dinero de la ilegalidad, del crimen organizado, que compra fiscales, que compra jueces, que soborna a parlamentarios. La primera tarea que tenemos es la seguridad jurídica, devolver la justicia al país”, dijo en una reciente entrevista.
Paraguay, en el centro de América del Sur, es considerado como un lugar de tránsito de las drogas hacia Brasil y Argentina para su salida luego hacia Europa y Asia.
En 2022 fueron asesinados el fiscal antimafia Marcelo Pecci y el alcalde José Carlos Acevedo, en crímenes atribuidos al narcotráfico.
Empleo y pobreza
Aunque Paraguay tiene una de las economías de mayor crecimiento en América Latina -con una previsión de 4,5% del PIB para 2023, según el Fondo Monetario Internacional- la pobreza alcanza a 24,7%, con enormes desigualdades.
En Asunción, en las zonas inundables a orillas del río Paraguay, se multiplican las casuchas de madera donde sin acceso a los servicios básicos habitan los más vulnerables.
Peña ha propuesto crear 500.000 empleos. Alegre propugna incorporar al sector informal, que abarca a 40% de los trabajadores.
En la campaña se tocaron también polémicos temas de política exterior. Alegre insistió en analizar la continuidad de los lazos diplomáticos de Paraguay con Taiwán.
“Las relaciones con Taiwán significan la pérdida de uno de los mercados más grandes que es China. Paraguay hace un esfuerzo muy importante, un renunciamiento muy grande, para tener relaciones con Taiwán, pero no estamos viendo desde Taiwán el mismo esfuerzo”, dijo.
En tanto, Peña volvió a plantear el tema del reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel, al anunciar su disposición a mudar nuevamente a esa ciudad la sede de su embajada, una medida que en consonancia con Donald Trump había tomado Cartes al final de su gobierno y que Abdo revirtió.
“Volvería a Jerusalén. Estoy convencido de que hay razones cristianas y también razones políticas. El Estado de Israel reconoce a Jerusalén como su capital. La sede del Congreso está en Jerusalén, el presidente está en Jerusalén. Entonces ¿quiénes somos nosotros para cuestionar dónde ellos establecen su propia capital?”, dijo Peña.
Por: Agencia AFP