La periodista y comunicadora caleña Liliana Velásquez Urrego, radicada hace 20 años en Italia, contó cómo fue su experiencia y la de su esposo tras contagiarse y superar el coronavirus.

"La noticia del primer paciente enfermo la recibimos el 21 de febrero. No lo sabía, pero mi esposo Alberto y yo, ya nos habíamos contagiado. Éramos portadores sanos y, seguramente, habíamos contagiado a muchas personas", aseguró en el portal La Bernardi, plataforma intercultural entre Colombia e Italia.

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La caleña señaló que "en menos de una semana empezamos a enfermar"  y que "los síntomas me recordaban un dengue que había tenido hace unos años en Colombia: dolor en todo el cuerpo, fiebre, debilidad, malestar, dolor de cabeza. Mi esposo estaba igual y nosotros seguíamos pensando que teníamos influenza". 

La periodista asegura que reside en Fiorenzuola d’Arda, un pequeño pueblo de 15 mil habitantes en la provincia de Piacenza, norte de Italia.

La preocupación, dijo, "llegó cuando el médico de familia nos dijo que no podíamos ir a su consultorio y, mucho, menos ir directamente al hospital porque teníamos los síntomas del coronavirus".

Acerca de la recuperación que logró precisó que "fueron días muy duros, pero ahora estamos bien. Oficialmente sanos".

Más de 100 mil personas han contraído el virus en Italia y más de 13 mil han muerto a causa de la enfermedad.

"Sin embargo, muchas personas en nuestro pueblo aún no han tenido la suerte nuestra y han fallecido. Hasta el momento 125. Todos esos ataúdes que se ven en las noticias de televisión en fila, llevan amigos nuestros, vecinos, familiares. Llevan al señor que hacía el capuccino en el bar de la Via Emilia, al primo hermano de mi esposo, a la mamá de una de mis amigas más queridas. Muchos de esos muertos tienen una cercanía a nosotros", expresó.

La periodista manifestó que para sobreponerse a esta dificultad "decidí dejar de llorar y agradecer la oportunidad que me está dando la vida, la felicidad de saber que estoy bien y de ver sanos a mi hijo Alexandro y a mi esposo Alberto. Decidí mirar menos noticias y dedicarme a otras actividades en casa. El miedo baja las defensas. Un modo de huir un poco de esta realidad para sobrevivir y mantener en alto la moral de la familia. Me he dedicado a hacer meditación, a hacer ejercicio, a leer, a escribir".