Afganistán es un país dominado por los talibanes que, como otros en condiciones similares en Asia y el medio oriente, han emprendido desde hace mucho tiempo una serie de medidas conducentes a restringir la libre expresión de las mujeres para controlar los diferentes aspectos de sus vidas.
En los últimos días, Hibatullah Akhundzada, líder supremo de los talibanes, implementó un conjunto de normativas (35 artículos) más restrictivas, entre ellas la prohibición del sonido de las voces de las mujeres en público, al considerar que esto aumenta “el vicio” en la sociedad.
Con esto buscan controlar aún más a las mujeres y niñas afganas, que ya en las calles deben ser muy cautelosas con su actuar para evitar cualquier tipo de consecuencia que puede recaer sobre ellas.
Maulvi Abdul Ghafar Farooq, vocero del régimen talibán, indicó que esta prohibición “será de gran ayuda para la promoción de la virtud y la eliminación del vicio”, ya que, según detalla el artículo 13 de la nueva normativa, la voz femenina “se considera un atributo íntimo que no debe ser escuchado en público”.
Esto incluye que las mujeres no podrán cantar, recitar o leer en voz alta, es decir que su expresión quedará limitada por completo en el escenario público, considerando que ya no podían salir a las calles sin usar el burka, el tradicional velo islámico que se encarga de cubrir el cuerpo femenino de pies a cabeza.
Nada puede quedar descubierto, ni los pies o alguna parte del rostro porque, de lo contrario, las mujeres no solo estarán promoviendo la supuesta “tentación” en los hombres, sino que también enfrentarán azotes, palizas y abusos verbales.
Además, el régimen también impide que las mujeres miren a hombres con los que no tengan un parentesco cercano y viceversa, porque eso las llevaría a ser acreedoras de las mismas consecuencias. De acuerdo con los talibanes, el rol de la mujer en la sociedad debe ser completamente controlado.
El rechazo internacional a estas prácticas es constante, sin embargo, nada ha logrado impedir que se sigan ejecutando. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) rechazó el impacto que han tenido las leyes restrictivas que se vienen aplicando con mayor fuerza desde 2021, cuando el talibán volvió al poder.
Fiona Frazer, jefa del Servicio de Derechos Humanos de la misión de la ONU en Afganistán, sostuvo que las nuevas medidas y la persecución que se presenta en el país “es motivo de gran preocupación para todos los afganos, especialmente para las mujeres y las niñas”.