Se le debe mostrar a la sociedad que a largo plazo el migrante es un activo en la ampliación del poder de compra, oportunidad de captar jóvenes y población intermedia, un activo como fuerza social”.

Así reflexiona sobre la ola migratoria de Venezuela a nuestro país el saliente embajador de Colombia en Turquía, Juan Alfredo Pinto, quien durante los casi tres años que estuvo en el Medio Oriente fue testigo de la ola migratoria originada desde Siria.

Desde el Consulado en Ankara, Pinto habló con El País sobre cómo han evolucionado las relaciones con Turquía, iniciadas hace apenas seis años, y sobre la manera en que el polémico presidente Recep Tayyip Erdogan ha apoyado el proceso de paz en Colombia, e incluso sobre el reciente asesinato del periodista saudí, Jamal Khashoggi.

¿Qué beneficios le ha traído a Colombia las recientes relaciones diplomáticas con Turquía?

En el 2010, cuando empezó a funcionar la Embajada, el comercio total entre los dos países valía cerca de 550 millones de dólares, este año va a rondar los 2000 millones. Es un aumento que se explica en la magnitud de la exportación de carbón, principal producto enviado a Turquía. Trajes de baño y fajas también son muy exitosas en ese mercado. Logramos la entrada de productos como el plátano, y productos industriales como químicos y textiles especiales, vestuario médico y de seguridad.

¿Y específicamente cuál fue el principal logro su embajada?

Haber sido el país que ha liderado el uso de las becas ofrecidas por el Gobierno de Turquía. Lo empezó mi predecesor, y ahora tenemos 400 estudiantes registrados, con unos 160 becarios colombianos, 25 de doctorados y 50 de maestría, que están disfrutando de esta oportunidad.

¿O sea que hay mucho interés en ir a estudiar allá?

Tenemos 23 acuerdos interuniversitarios, de los cuales, doce son acuerdos de movilidad entre estudiantes y profesores en diferentes categorías. Por ejemplo, en colegios turcos particularmente se enseña español. Hemos tenido vinculaciones con la Universidad Nacional y ha habido propuestas para crear estructuras más compuestas en materia de ciencia e investigación, pero la universidad ha mostrado una actitud deliberante. Creo que hay algo de afectación por ese estereotipo con el que se mira a Turquía desde Occidente.

Es un país ideológica y políticamente muy diferente a Colombia…

Turquía es una nación demasiado particular, que casi no encaja en protocolos de análisis ideológicos. Por ejemplo, acaba de celebrar sus 95 años como república y nación moderna. Es una suma de civilizaciones muy antiguas en un formato nacional muy nuevo. Segundo, en casi todos los países del mundo el rol del aparato militar ha sido para defender el Establecimiento e ideas ultraconservadoras, mientras que Mustafá Kemal Atatürk (fundador de la república de Turquía), siendo un caudillo militar, hizo que las Fuerzas Armadas defendieran el credo progresista en la sociedad del Siglo XX.

Pero no se puede negar que ha sido un Presidente muy polémico...

A los analistas les cuesta entender que Erdogan es un líder con posiciones muy independientes. Turquía no le pide permiso a nadie para fijar sus posiciones. Por un lado, es miembro de la Otán y aliado de Occidente y, por otro, después del intento de golpe de Estado (2016), ha estado más cerca de Rusia y de otras potencias.

Volviendo a Colombia, durante el Gobierno Santos las relaciones internacionales estuvieron marcadas por la solicitud de apoyo al proceso de paz con las Farc. ¿Con Turquía se logró algo al respecto?

El diálogo político permanente nos permitió que todo el tiempo se registrara un apoyo del Gobierno de Turquía y que tuviera mucho interés en el proceso de paz. Por ejemplo, la escuela de la vereda del Orejón, en Antioquia, donde por primera vez trabajaron juntos soldados del Ejército y guerrilleros de las Farc en el desminado del campo, ha marcado un hito gracias a la cooperación del Gobierno turco con esa escuela.

Le ha tocado vivir en Turquía la crisis migratoria siria. ¿Qué podría hacer Colombia para controlar la llegada masiva de venezolanos?

En Siria hay un conflicto con muchos sectores, temas religiosos e intervención, que desde el punto de vista migratorio deja muchas enseñanzas. Primero, el registro censual de migrantes es decisivo para el desarrollo de esta política. Segundo, los campamentos y refugios; se está planteando la posibilidad de que Turquía apoye un campamento en La Guajira, para prestar ayuda humanitaria de primera fase. Tercero, en la esfera de educación y salud se juega gran parte del proceso de migración. Cuarto, las autoridades locales son vitales para los resultados. Por último, se debe mostrar a la sociedad que a largo plazo el migrante es un activo en la ampliación del poder de compra, oportunidad de captar jóvenes y población intermedia, un activo como fuerza social. Ante la migración venezolana, hay que ser consistentes de no caer en actitudes xenófobas. Las políticas públicas deben bañar a los dos, colombianos y venezolanos.

¿Y cómo manejar la informalidad y la explotación laboral?

Acá se ha recalificado, y se recomienda en Colombia hacer procesos de certificación laboral que sean bien difundidos, como un valor social para el proceso migratorio, además de educar al empresariado. En las manifestaciones delincuenciales, se recomienda un trabajo con la sociedad civil, autoridades locales y policiales.

¿Cómo analiza el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi, que causó revuelo en el mundo?

El hecho es abominable. Las autoridades identificaron el crimen y han hecho un aporte al esclarecimiento de situaciones que son contrarias en todo término de relaciones diplomáticas. También estuve en la escena del atentado contra el embajador ruso hace dos años en Ankara, y podría decir que estos momentos son aleccionadores para la comunidad internacional. Este tipo de crímenes se deben resolver, así traigan consecuencias en el alineamiento de los bloques internacionales. El clamor de justicia debe llevar a la autocrítica al Gobierno de Arabia Saudí.

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A propósito, ¿cómo ve el desempeño del príncipe Mohammed Bin Salman en Arabia Saudí?

Esta región del mundo no opera con valoraciones que sean coincidentes con nuestra axiología. Por ejemplo, este príncipe ha llamado la atención por decisiones de empoderamiento de la mujer, al permitirles que manejen carros en Arabia Saudí. Al mismo tiempo, aparece con actitudes fuertes haciendo uso del poder del que dispone, por lo que parece muy contradictorio. En varios países del Medio Oriente y norte de África conocemos expresiones de volatilidad en las posiciones políticas de sus líderes, y varias contradictorias. En esta región las cosas no son blanco o negro.

¿Y Erdogan también se está abriendo a esa diversidad ideológica y de género que hace eco en Occidente?

En ese tipo de sucesos, Colombia es un país que ha avanzado bastante bien. Las Cortes han trabajado bien, pero pienso que, más allá de las grandes ideologías, lo que valen son los hechos. En Turquía me parece que hay manifestaciones en el ámbito cultural que restringen las posibilidades de la mujer, que se vuelven anacronismos, pero cuando se ha querido violentar la tradición, las mismas mujeres han reaccionado.

Datos

El 4 de mayo del 2016 se implementó el vuelo directo Estambul-Bogotá, con la aerolínea Turkish Airlines. La ruta tiene una ocupación del 98 % con tres frecuencias semanales.

Colombia capacitó en idioma español durante cuatro meses y medio de 2017, a 69 funcionarios del Gobierno turco con cero deserciones.