El escrutinio de los votos de las elecciones presidenciales se alarga en Estados Unidos, un país gigantesco donde los métodos de recuento, siempre complejos, se convirtieron este año en un rompecabezas a causa de la pandemia y de problemas técnicos.
Los estadounidenses empezaron a votar hace ya varias semanas y pusieron sus últimas papeletas en las urnas el martes por la noche, pero este jueves seguían sin saber quién iba a ser su próximo presidente: el republicano Donald Trump o el demócrata Joe Biden.
En todo el país, los agentes electorales piden paciencia a los ciudadanos. "Ir rápido es fantástico. Pero preferimos ser exactos", dijo Gabriel Sterling, un responsable de las operaciones de voto en Georgia, un estado del sureste donde quedan menos de 60.000 papeletas por escrutar.
Una inmensa maquinaria
Las elecciones estadounidenses son complejas por naturaleza, con varias votaciones simultáneas (presidente, Congreso, cargos estatales, referendos...), cuya organización recae en las autoridades locales.
Las reglas de votación y los métodos de recuento cambian de un estado a otro, y a veces de un condado a otro. En algunos lugares, los electores votan en máquinas, aunque la mayoría de los estados prefieren las papeletas, que permiten controles a posteriori.
El votante puede introducir él mismo esas papeletas en una máquina que escanea y registra su elección.
Pero también se pueden depositar en urnas o enviarse por correo. Los electores deben entonces, generalmente, meterlos en dos sobres para preservar la confidencialidad.
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El recuento es más largo para esos votos, ya que los agentes electorales deben comprobar primero que cumplen los requisitos legales (firmas, fecha de envío, etc.). Luego deben abrir esos dos sobres, aplastar las papeletas, escanearlas y, en caso de que la máquina no logre leerlas, contabilizarlas manualmente.
Todo eso exige una enorme logística. En un condado de Georgia, el encargado de las operaciones de voto dijo el miércoles que su mayor problema era una falta de espacio para disponer las mesas necesarias para quienes cortan los sobres, extraen las papeletas y las aplastan.
Las reglas de votación y los métodos de recuento cambian de un estado a otro, y a veces de un condado a otro.
El efecto de la pandemia
Para reducir las filas de espera el 3 de noviembre, propicias a la propagación del covid-19, las autoridades de numerosos estados ampliaron la posibilidad de votar de manera anticipada o por correo. Más de 100 millones de electores aprovecharon esa modalidad.
Algunos estados fueron escrutando esas papeletas, que toman más tiempo, a medida que las fueron recibiendo. Pero, debido a disputas políticas locales, Pensilvania, Wisconsin y Michigan (noreste) tuvieron que esperar al cierre de los colegios electorales para empezar su recuento.
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Algunos de esos estados apenas habían recurrido al voto postal antes de estas elecciones. En Pensilvania, un estado clave donde cientos de miles de votos aún no han sido contabilizados, hubo 2,6 millones de papeletas enviadas por correo, 10 veces más que de costumbre.
Además varios estados autorizan el recuento de las papeletas enviadas el mismo día de las elecciones, aunque lleguen tres días después (Pensilvania) o hasta nueve (Carolina del Norte).
Este año, más de 100 millones de electores votaron de manera anticipada, una cifra récord.
Fallos puntuales
Dejando a un lado los problemas con los ordenadores, la falta de cartuchos de tinta o los apagones ocurridos el martes, varios fallos técnicos suscitaron retrasos muy localizados en el conteo.
En Carolina del Sur, un error de impresión frenó el escrutinio de 14.600 votos porque una marca en la parte alta de las papeletas no era bastante grande para activar los escáneres, informó la cadena CNN.
En el condado de Allegheny, en Pensilvania, donde cerca de 30.000 sufragios siguen pendientes de escrutinio, las operaciones se suspendieron el jueves, lo que provocó mucha indignación.
Algunas personas acusaron a los agentes de haber tomado un día de descanso, pero, según un periodista local, la interrupción se debe al envío a los electores de papeletas con errores y luego de versiones corregidas. Eso obliga a revisar los votos manualmente, y el código electoral local impone que esa operación sea realizada por agentes jurados, que se encargarán de ello el viernes.