Después de un sábado -24 de junio- convulsionado en Rusia, que casi termina en un golpe de Estado y quizás una guerra civil, sale a la luz una entrevista hecha al presidente ruso Vladimir Putin en la que él vuelve a reiterar que su prioridad es terminar su invasión a Ucrania, acción guerrerista que ya lleva varios años y que le ha costado millones de vidas a los dos países.
“Empiezo y acabo mi día con esto [la guerra en Ucrania]”, afirmó el mandatario ruso en la cadena pública de televisión Rossija-1, difundido por Reuters, horas después de que el Kremlin llegara a un acuerdo con Yevgeny Prigozhin, jefe del grupo paramilitar Wagner, organización que puso en jaque al Gobierno de Rusia con una avanzada que llegó a estar a menos de 400 metros del norte de Moscú, una señal latente de lo que podría llegar a lograr el grupo mercenario.
Prigozhin abandonará Rusia pero aún no se tiene información de cuándo se dará ni de qué forma, además de que no se tiene certeza de su paradero. Ahora, la misión abortada de Wagner de llegar a Moscú generó toda una confusión en el orden político y militar del mundo, pues fue una muestra de una posible debilidad del poder que Putin ha mantenido intacto desde que generó su guerra contra Ucrania.
Los bandos internacionales siguen intactos, pero los aliados de Ucrania como Estados Unidos sí se han atrevido a establecer que la muestra paramilitar de Wagner es una gran oportunidad para los ucranianos en la defensa de su territorio, que se ha visto invadido por Rusia desde 2021, afianzada a inicios de 2022.
Rob Lee, del Foreign Policy Research Institute, atinó a decir en Twitter que “las fuerzas de Wagner fueron reemplazadas entre finales de mayo y mediados de junio en Bajmut [en el este de Ucrania, donde los mercenarios combatieron durante muchos meses], y no creo que actualmente estén en el frente… “Wagner es una fuerza de asalto, no una fuerza defensiva”, algo que los rusos necesitan para bloquear la contraofensiva de los ucranianos.
En cambio, la maniobra del jefe del grupo paramilitar, Yevgueni Prigozhin, “desafió directamente a la autoridad de Putin” y “muestra verdaderas fisuras” al más alto nivel del Estado ruso, consideró el domingo el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken. “Este episodio debilita la credibilidad de Putin, que se mostró en plena crisis de pánico en televisión” el sábado, subrayó William Alberque, del Instituto Internacional para Estudios Estratégicos (IISS).
“Todo el mundo en Moscú se pregunta: ‘si era una insurrección de 5 minutos, ¿por qué el presidente habló de guerra civil?’”, señaló, agregando además que “por otro lado, si Prigozhin sigue vivo, todos los actores rusos de la seguridad se sentirán en una posición de impunidad” frente al poder.
En contraste a estas posiciones, China por fin se pronunció oficialmente frente al tema i reiteró su apoyo a Rusia para poder reestablecer el orden en dicho país, dejando claro que conocen muy bien que es un “asunto interno”, pero que siguen firmes en la colaboración a su vecino geográfico, con el que cooperan económica y políticamente, retome su “estabilidad nacional”.
Esta muestra de fuerza y alianza se dio gracias al viaje que realizó El viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Andrei Rudenko, a Pekín, para conversar con el ministro de Relaciones Exteriores de China, Qin Gang, todo en medio de la inminente guerra civil que se iba a desatar en pleno centro político de Rusia.
“China apoyará a Rusia mientras insiste en que no interfiere en sus asuntos internos”, ha declarado el experto militar chino y comentarista de televisión Song Zhongping, teoría que luego fue ratificada por el gobierno chino a través de un comunicado que dice: “Como vecino amistoso y socio estratégico, China apoya a Rusia en sus esfuerzos para proteger la estabilidad del país, desarrollarse y alcanzar la prosperidad”.