Una nueva polémica gira entorno a las declaraciones del presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Esta vez el político, famoso por sus equivocaciones, afirmó que su homólogo ruso habría perdido su ventaja en Irak. Mientras respondía las preguntas de los reporteros de CNN, Biden sostuvo “Putin está perdiendo la guerra en Irak”
Queda claro que el presidente americano estaba respondiendo preguntas acerca de la guerra entre Rusia y Ucrania, sin embargo, el lapsus se viralizó en redes sociales.
Biden afirmó que Putin no solo está partiendo la guerra fuera de su territorio, “está perdiendo la guerra en casa”, comentó. Además, señaló que Putin es ahora “un paria en todo el mundo”. Sin embargo, cabe resaltar que el gobierno estadounidense se ha cuidado a la hora de dar declaraciones sobre la fallida rebelión Wagner, un grupo paramilitar que opera en Ucrania.
Cabe resaltar que el presidente Biden lidera la campaña de Occidente contra Rusia que invadió a Ucrania en febrero de 2022.
Los cargos contra Wagner
Rusia afirmó el 27 de junio de 2023 que retiró los cargos contra el grupo paramilitar Wagner, que protagonizó una rebelión contra las autoridades rusas el pasado fin de semana y aseguró que prepara la transferencia de sus armas “pesadas” a su ejército.
El grupo Wagner, cuyo jefe, Yevgueni Prigozhin, fue calificado de “traidor” por el presidente Vladimir Putin, no confirmó que fuera a entregar sus armas a las autoridades. Tampoco está claro qué tipo de equipamiento se vería afectado por esa medida.
El presidente Putin, confrontado a su peor crisis desde que llegó al poder hace dos décadas, señaló en un discurso el lunes que había evitado un “derramamiento de sangre” durante la sublevación de 24 horas que terminó el sábado por la noche.
Denunciando una “traición”, Putin sostuvo que los combatientes de Wagner podían regresar a sus casas, incorporarse al ejército o instalarse en Bielorrusia, cuyo dirigente, Alexander Lukashenko, ejerció como mediador en la crisis.
Algunos analistas vieron en este inusual gesto de clemencia una muestra de debilidad del presidente ruso.
“No estamos de acuerdo”, señaló el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, citando “discusiones vacías” que “no tienen nada que ver con la realidad. Estos acontecimientos han demostrado hasta dónde la sociedad se consolida alrededor del presidente”, abundó.
En cambio, Lukashenko, aliado cercano de Putin, consideró que la rebelión era el resultado de una mala gestión de las rivalidades entre Wagner y el ejército ruso, que no dejaron de aumentar en los últimos meses.
“La situación se nos fue de las manos, luego pensamos que se resolvería pero no se resolvió”, declaró Lukashenko a la prensa. “No hay héroes en esta historia”, agregó.
En un aparente intento de pasar página, el Ministerio ruso de Defensa afirmó este martes que “están en curso preparativos para transferir al ejército los equipamientos militares pesados de Wagner a las unidades activas de las fuerzas armadas rusas”.
Con una medida así, se neutralizaría, en la práctica, al grupo Wanger, cuyo jefe afirma sin embargo haber iniciado su revuelta para “salvar” a esa organización, en riesgo de ser absorbida por el ejército el 1 de julio.
“Fisuras” en el régimen ruso
Y si bien el golpe de fuerza terminó y se retiraron los cargos contra Wagner, esta crisis representa el mayor desafío al que se ha tenido que enfrentar Vladimir Putin desde su llegada al poder, en 1999.
Según el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, la crisis revela “verdaderas fisuras” en la autoridad de Putin.
En la misma línea, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, consideró este lunes que el motín de los paramilitares demuestra que la ofensiva en Ucrania está “resquebrajando el poder ruso” y “afectando a su sistema político”.