La escuadrilla de aviones rusos que llegó a Venezuela hace diez días ya se fue, pero no la zozobra que generó todo el movimiento militar en el vecino país.

Además, el presidente Nicolás Maduro no deja de lanzar mensajes amenazantes. El pasado martes acusó al jefe de Estado colombiano, Iván Duque, de dirigir planes militares contra la llamada revolución bolivariana y le pidió a su Fuerza Armada prepararse para defender y atacar.

“Iván Duque, eres responsable si algún día Colombia agrede militarmente a Venezuela (...)”, dijo Maduro durante un acto militar en Caracas.

Mientras, Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Constituyente (ANC), negó que el Gobierno aliste la instalación de una base militar rusa, aunque consideró que esta sería una buena noticia para los venezolanos: “Sale una noticia por ahí: Rusia prepara la instalación de una base militar en (la isla venezolana) La Orchila. Ojalá fuera verdad, no una, dos, tres, cuatro, diez”.

Analistas en temas de seguridad no dudan en calificar esta situación como una jugada con tintes geopolíticos cuyo escenario es el hemisferio. Carlos Augusto Chacón, director del Centro de Estudios Libertad y Paz, recordó que no es la primera vez que este tipo de ejercicios militares se realizan en el vecino país.

“En 2013 ya habían venido aviones rusos, incluso buques grandes, y no es la primera vez que ese país hace una muestra de poder. Venezuela, en el escenario geopolítico, es un tablero de ajedrez para las grandes potencias y Maduro quiere demostrar que tiene aliados internacionales”, explicó.

Lea también: 'Sube de tono confrontación entre Duque y Maduro tras arremetida de Caracas'.

Sin embargo, todo apuntaría a que la preocupación del régimen no es Colombia sino Brasil y la llegada de Jair Bolsonaro al poder.

Así puede deducirse de las palabras de Vladimir Padrino, ministro de Defensa en Caracas, al decir que todo el ejercicio se hace ante los cambios políticos y militares en la región.

“Con el viraje a la derecha que está dando América Latina, en el vecino país perciben que se les cierra el cerco, porque estos nuevos gobiernos podrían unirse, como el bloque que en su momento hizo la izquierda, “y no podrían seguir a sus anchas como lo han venido haciendo”, sostiene un analista.

Esta posible unión es una de las preocupaciones del Palacio de Miraflores, sede del Gobierno en Caracas, pues la otra es el poder militar que Brasil está adquiriendo.

Chacón explica que recientemente las fuerzas militares brasileras “tuvieron una importante transferencia de tecnología de aviones F-39 y la creación en el norte del país de una Fuerza Conjunta aeronaval en el estado de Pará. Son demostraciones de poder militar muy fuerte”.

Según NIcolás Maduro, presidente de Venezuela, desde la base militar de Tolemaida el Gobierno Duque se estaría fraguando un ataque en su contra.

El factor Putin

La otra interpretación que se le atribuye a la presencia de las aeronaves viene del lado de Rusia y el mensaje que le quiere dar al Gobierno Trump. Algo así como sálgase de Siria, que es como mi patio trasero, y yo me salgo de Venezuela. Es decir, equiparar acciones en los continentes de parte de cada potencia.

El experto en seguridad y defensa de la Universidad del Rosario Juan Carlos Ruiz advierte que Moscú se ha convertido en el actor más importante en términos de oposición a los Estados Unidos y ello se puede interpretar como unas nuevas aspiraciones internacionales de Vladimir Putin, el presidente ruso.

“Hay una estrategia muy clara de Putin para pisar terrenos y hacer presencia donde antes Estados Unidos tenía total hegemonía como en América Latina”, dice Ruiz al tiempo que agrega que la posición de Colombia ha sido de respeto y la califica de “inteligente”.

Lea también: '"Tienen 734 mercenarios": Maduro vuelve a acusar a Colombia y EE. UU. de querer derrocarlo'.

“Cuando se habla de una posible confrontación bélica con Venezuela, eso iría en contravía de una tradición colombiana muy ligada a la legalidad internacional que es importante mantener, para no hablar de la tontería que es hacer una guerra”, precisa.

El excomandante de la Fuerza Aérea colombiana, general en retiro Guillermo León, comparte la tesis de que se trata de una demostración de poderío y envían el mensaje de que no están solos ante una eventual intervención en su territorio, aviso que tiene un claro destinatario: Washington.

“Quieren enviar la señal de que ellos tienen el respaldo de países con una amplia capacidad militar como Rusia, China, Corea del Norte, de unos buques de guerra iraníes que están en su mar territorial”, advierte León.

Pero los ‘Cisnes’ (aviones de combate) no llegaron solos. John Marulanda, también experto en temas de seguridad y defensa, dice que con estas aeronaves llegó el avión de carga más grande del mundo, el Antonov 132. “Este avión se usa para transportar todos los repuestos que se utilizan para actualizar los Zukhoi, los helicópteros M35 y los misiles Pechora que tiene Venezuela”, explica.

La nueva cúpula militar, que asumió el lunes pasado, tendrá el reto de no dejarse llevar por las constantes provocaciones de sus homólogos venezolanos, pero, además, el de evaluar la posibilidad de la actualización y modernización de los equipos con los que cuentan las unidades de Ejército, Fuerza Aérea y Armada.

Para el profesor Ruiz, lo fundamental antes de usar dinero en ese rubro es preguntarse si realmente se necesita una inversión de esa naturaleza, partiendo de la base de que el hemisferio no ha sido escenario de confrontaciones belicosas de grandes proporciones.

Tenga en cuenta

El Enola Gay, el avión que transportó la bomba atómica que cayó sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945, era un B29, un bombardero que alcanzaba una velocidad máxima de 575 kilómetros por hora, tenía una longitud de 30 metros y una envergadura de 43 metros, e hizo parte de la flotilla que llegó a Venezuela el 10 de deciembre.

Los TU 160 soviéticos, entre tanto, miden 54 metros, su envergadura es de 55 metros y su velocidad máxima es de 2200 kilómetros por hora. A esto se suma que pueden transportar hasta 24 ojivas nucleares.