Con muy pocos días de diferencia, el mundo pasó del asombro por la tragedia del sumergible Titán, que implosionó en lo más profundo del océano, para sorprenderse con el viaje a lo más alto del espacio de Virgin Galactic que, en cambio, se cumplió con el mayor éxito.
Luego de años de investigación, preparativos, incontables pruebas, accidentes, retrasos y hasta la muerte de una persona en lo trabajos, este jueves la compañía Virgin del magnate británico Richard Branson, dio el pistoletazo a algo impensable en los años 50, cuando comenzaron los vuelos al espacio: el turismo espacial para todo aquel que pueda pagarlo.
Desde muy tempranas horas de este jueves, el mundo amaneció con la expectativa de la misión Galactic 1, como fue bautizada.
De acuerdo con lo previsto, una nave nodriza gigantesca despegó del centro Spaceport America, en Nuevo México, hacia las 8:30 de la mañana.
Cuarenta minutos más tarde y tras gran altitud, este aparató liberó otra nave, la VSS Unity, propulsada por un potente cohete, que se elevó a una velocidad que triplicaba la velocidad del sonido.
Así, alcanzaron las 50 millas u 80 kilómetros en la altura que la Nasa y la Fuerza Aérea estadounidense consideran el límite entre el planeta Tierra y el espacio, toda una hazaña.
Quienes hayan atravesado esa frontera, dicen también esas instituciones, pueden considerarse astronautas
Pero, ¿quiénes fueron los afortunados que se dieron el lujo de contemplar la curvatura del planeta desde la inmensidad del firmamento como muy pocos han podido hacerlo?
Se puede decir que el viaje tuvo un sabor muy italiano, además de científico, pues se trataba de dos oficiales de la fuerza aérea de Italia, el coronel Walter Villadei y el lugarteniente coronel Angelo Landolfi.
El coronel Villadei llevó un traje biométrico, que le permitió medir las respuestas fisiológicas del cuerpo en el espacio.
El lugarteniente Landolfi se encargó de probar el comportamiento corporal y el rendimiento cognitivo en un entorno de microgravedad.
No hay que olvidar que, durante algunos minutos, los integrantes de Galactic 1 experimentaron la falta de gravedad.
Otro italiano era Pantaleone Carlucci, miembro del Consejo Nacional de Investigación de ese país, cuya tarea fue registrar cómo se entremezclan ciertos sólidos y líquidos en la microgravedad.
Iba también Colin Bennett, astronauta instructor líder de Virgin Galactic.
Al mando de la VSS Unity iba el excoronel de la Fuerza Aérea de Estados Michael Masucci, en tanto que Kelly Latimer y Jameel Janjua, condujeron la nace madre.
Tras 75 minutos, la misión regresó a la tierra exitosamente y los pasajeros compartieron cómo se sintieron.
“Fue un bello viaje”, declaró el coronel Villadei durante una conferencia de prensa, en la que también expresó que fue mejor de lo que pensaban.
Señaló que lo que más le encantó fue ver el contraste entre la oscuridad del espacio y el planeta abajo. Y explicó que la experiencia de la ingravidez pasó muy rápido.
Dada la naturaleza científica del viaje, les quedó muy poco tiempo para disfrutar algo más, según lo expresado por Landolfi en la misma conferencia.
“El tiempo para mirar por la ventana fue muy poco. Tuve la oportunidad de ver rápidamente hacia afuera y fue bello”, dijo el coronel.
En cuanto a los precios, Virgin Galactic ha informado que oscilan entre los 250.000 dólares a los 450.000 dólares por persona para recorridos con fines turísticos.
Para viajes de investigación, como en este caso, cuesta 600.000 dólares por silla, de acuerdo con The Times, de Londres.
La empresa de Branson afirma que ya tiene 800 pasajeros con reserva para futuros vuelos, de los cuales la compañía aspira a hacer uno por mes, ahora que este intento ha resultado de maravilla.