El panorama para los venezolanos parece ser el mismo desde hace once años, en los que cada contienda por el Palacio de Miraflores termina en un triunfo oficialista respaldado por un sistema electoral cuestionado, movilizaciones sociales donde la violencia es protagonista y el desencadenamiento de olas migratorias cada vez más significativas.
Ahora, la oposición asegura que ese escenario ha cambiado, pero lo cierto es que van catorce días desde la celebración de las presidenciales en los que no se ve un respiro para la población y Nicolás Maduro parece más ‘atornillado’ en el poder. ¿Hay posibilidades reales de que los venezolanos salgan de esa crisis?
Analistas consultados por El País contemplan varios escenarios dentro de los que muy pocos resultan alentadores para la vecina población.
Para Txomin Las Heras, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, “un posible escenario es que el Gobierno aumente los niveles de represión e intente acallar las protestas que se han generado tanto internamente como en el exterior. Este ambiente ha avanzado a partir de las elecciones y es bien sabido que hay miles de detenidos y que se ha producido un proceso de censura en medios de comunicación y redes sociales. Esta vía parece emular la desarrollada por el dictador Daniel Ortega en Nicaragua”.
En efecto, el Gobernante chavista anunció la suspensión de la red social X por diez días, alegando que desde el exterior se está “sembrando violencia y odio” hacia Venezuela. Además, advirtió a los ciudadanos que iniciaría un retiro progresivo de WhatsApp, porque esa plataforma se estaría usando para “atacar el país”.
Aunque el docente asegura que seguirle los pasos a Nicaragua es el camino que “ha tenido mayores avances, a mediano plazo no sé si sea sostenible para Maduro, porque creo que tiene ‘plomo en el ala’ y esto lo va a dirigir más a un aislamiento, como ya venía sufriendo desde hace algún tiempo”.
Ante la posibilidad de que el régimen se ‘atornille’, el analista internacional Mauricio Jaramillo considera que también es una posibilidad y que, de ser el actual Mandatario quien se posesione en febrero, “significaría un panorama dramático, catastrófico y un retroceso democrático enorme”.
Otro eventual escenario, según Manuel Alejandro Rayran, docente e investigador de la Universidad Externado, es que “países externos a Venezuela ingresen de manera militar y esta sería la posibilidad menos deseada y la más traumática para la población venezolana, como también para los países vecinos”.
Asimismo, menciona que se podría dar una división interna en el chavismo entre los mandos altos, como Diosdado Cabello, vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela; Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional y quien fue el jefe de campaña de Maduro en la reciente contienda, o que se dé alguna fractura en el Ejército. En ese caso, se permitiría una mayor facilidad de negociación para la oposición, en la medida que podría dividirlo.
¿Una salida negociada?
A pesar de que este sería el escenario más favorable para los venezolanos, dado que no les generaría un impacto de golpe, consistiría en un proceso largo donde la oposición y el oficialismo puedan encontrar puntos medios, al mismo tiempo que la comunidad internacional presione para que quienes hoy tienen el poder, estén obligados a ceder en sus pretenciones.
Las Heras explica que, “como producto tanto de la presión internacional como de las protestas y reclamos internos, se podría iniciar un proceso de negociación que dé algún tipo de garantías al gobierno de Maduro y al Partido Socialista Unido de Venezuela para que puedan continuar ejerciendo actividad política en ese país, y también se ofrezcan garantías personales, pues muchos de sus representantes, empezando por el Presidente, están afrontando problemas legales en la Corte Penal Internacional y en otras naciones”.
De hecho, esa posibilidad ya fue planteada por la líder opositora María Corina Machado, quien el viernes le ofreció al Mandatario chavista “garantías, salvoconductos e incentivos” para que se dé una “transición negociada” del poder, insistiendo en su denuncia de fraude en los resultados electorales del pasado 28 de julio.
Sin embargo, por ahora no es una posibilidad, porque mientras Machado asegura que en la oposición “estamos decididos a avanzar en una negociación”, Maduro rechazó ese diálogo.
“Lo que diga el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela será ley de la República. Será santa sentencia”, dijo el Jefe de Estado, quien extendería su poder por seis años más.
Un elemento que Rayran considera que podría favorecer ese contexto es que “Machado se retire de la mesa de negociación, porque Maduro no se va a sentar a negociar con ella. Primero, porque con ella no fue con quien se disputó la Presidencia, sino con Edmundo González, y, segundo, porque este último es un académico diplomático que sabe operar el sistema político a nivel doméstico, pero también a nivel internacional, y eso le permite que no sea un hombre tan radical y que sea una persona con la que se pueda llegar a acuerdos”.
Señala que en ese camino sería fundamental que los sectores contrarios al oficialismo mantengan una cohesión, porque, de fracturarse, le darían vía libre a Maduro para seguir en el poder.
De llegar a esa negociación, el analista advierte que sería un proceso de transición largo, en el que se deberá considerar qué de todo el Estado se va a cambiar. “Se debe decidir también qué va a pasar con los recursos naturales del país, porque pueden declararse públicos, pero también puede que se quieran privatizar y eso podría generar un traumatismo”, señala.
Otros escenarios
De otro lado, el analista Jaramillo dice que podría ocurrir, tras una investigación del Tribunal Supremo de Justicia venezolano, que es el que está revisando las actas de votación, que “finalmente se terminen publicando los resultados de manera ordenada y quien gane pueda asumir y quien pierda acepte ese dictamen final”.
No obstante, Juan Nicolás Garzón, profesor de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de La Sabana, advierte que “seguramente lo que pasará, entendiendo que el régimen tiene cooptados los poderes públicos en Venezuela, entre ellos, el judicial y el electoral, es que se va a dar un parte de legitimidad y legalidad por parte del Tribunal Supremo Justicia a lo que, en teoría, le envió el Consejo Nacional Electoral, CNE”.
Como es conocido, Maduro fue proclamado como presidente reelecto con el 52 % de los votos frente a un 43 % de González, pero el CNE no publicó el detalle del escrutinio alegando un jaqueo al sistema de votación y, pese a que han pasado catorce días desde los comicios, aún sigue sin hacerlo, aunque países como Brasil, Colombia y México han llamado a la divulgación de las actas electorales.
Para Garzón, el panorama más factible es que el régimen busque dilatar la situación actual de manera indefinida: “Seguramente la oposición insistirá en el fraude, pero en el fondo no pasará mayor cosa. Puede que esto esté acompañado de protestas, tanto convocadas por el Gobierno, para buscar respaldo, como por la oposición”, y pregunta: ¿cuál será la permanencia y el impacto de esas manifestaciones?”.
Finalmente, Jaramillo plantea que, ante la incertidumbre sobre el verdadero vencedor, podría haber una eventual repetición de las elecciones. “Sin embargo, eso lo veo difícil, porque no creo que la oposición hoy por hoy acepte esas condiciones”.