Luego de pasar 180 horas bajos las ruinas, Abir, una joven siria, logró sobrevivir y ahora la están intentando reanimar en un hospital de campaña en Hatay, una de las provincias del sur de Turquía más afectadas por el devastador terremoto del 6 de febrero.
"¡Puedo oír su pulso!" dice alguien en la tienda marrón donde una decena de paramédicos se relevan al lado de la joven de 25 años para darle masaje cardíaco.
Durante una semana las ambulancias han recorrido la provincia con sus sirenas estridentes. Pero el ruido casi había desaparecido el martes.
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"Es un milagro encontrar otro paciente vivo bajo los escombros", dice el médico de urgencias Yilmaz Aydin.
En tres horas, solo media docena de vehículos de rescate llevan heridos a este hospital de campaña que pudo visitar AFP, instalado en el aparcamiento de un gran centro hospitalario de Antakya.
Esta ciudad quedó devastada por el terremoto que ya ha dejado más de 35.000 muertos en Turquía y Siria.
"A partir de ahora, los sobrevivientes probablemente estarán en un estado más crítico. La mayoría de ellos necesitarán atención de emergencia vital", estima el doctor Aydin.
Después de 180 horas bajo los escombros, Abir "tenía un neumotórax", es decir la presencia anómala de aire y gas en la pleura, la membrana que recubre los pulmones, explica el doctor Nihat Mujdat Hokenek, que supervisa los cuidados.
"Su corazón se detuvo dos veces, pero conseguimos recuperarla. Hicimos todo lo que la literatura médica recomienda. Y, después de una hora y media de esfuerzo, sobrevivió", afirma.
Cuestión de minutos
"Fue un momento muy especial, quizás el rescate más extraordinario de mi vida" debido a las circunstancias en las que ocurrió, dice Omar, uno de los enfermeros que le dio masajes cardíacos.
"He salvado muchas vidas, pero nunca he sido tan feliz", dice. Otras dos mujeres pudieron abandonar las tiendas de campaña de Hatay para ser evacuadas a un hospital regular.
"¿Está aquí mi padre? ¿Está aquí mi madre?", decía llorando una de ellas antes de que la llevaran a un helicóptero.El doctor Hokenek cree que podrían ocurrir otros milagros.
A pesar del frío, algunas víctimas "podrían sobrevivir más tiempo" si se encuentran en un lugar seguro bajo los escombros, con algunos víveres o agua, dice el doctor Aydin, aunque reconoce que "ocurre raramente".
Dos socorristas extranjeros con los que habló AFP son menos optimistas.
"Realmente es necesario que la persona sea joven y sana porque la hipotermia es un factor agravante", comenta el primero que se niega a ser identificado. "En este punto, después de una semana, es realmente una cuestión de minutos", confirma el otro.
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Abir fue finalmente colocada en una camilla y transportada en una ambulancia pero mientras un helicóptero esperaba para llevarla a un hospital de Adana, a 200 km, su estado empeoró de nuevo.
Las autoridades turcas calcularon que unos 80.000 heridos había salido de los los escombros hasta el sábado.