Rusia lanzó una serie de "potentes" ataques con misiles en Leópolis, gran ciudad en el oeste de Ucrania, que dejaron al menos seis muertos, mientras concentra sus fuerzas para un inminente asalto total en el este.
"Cinco potentes ataques con misiles de una sola vez sobre la infraestructura civil de la antigua ciudad europea de Leópolis", anunció en Twitter Mijailo Podoliak, asesor del presidente Volodimir Zelenski.
Según el gobernador regional Maksym Kozitsky, al menos seis personas murieron y ocho resultaron heridas en este ataque que "daño gravemente" infraestructuras militares.
Un habitante del suroeste de Leópolis dijo a la AFP que vio columnas de humo detrás de edificios de viviendas.
Situada lejos del frente, cerca de frontera con Polonia, Leópolis se ha convertido en una ciudad refugio para las personas desplazadas y en ella se encuentran varias embajadas occidentales, trasladadas desde la capital, Kiev, desde el inicio de la guerra el 24 de febrero.
"Destruir el Donbás"
En pocas ocasiones Leópolis ha sido blanco de bombardeos, a diferencia del este del país, donde se concentran actualmente los ataques.
Zelenski declaró el domingo por la noche que "las tropas rusas se preparan para una ofensiva en el este de nuestro país en el futuro cercano. Ellos quieren literalmente acabar y destruir Donbás", en el este.
"Así como los militares rusos destruyen Mariúpol, quieren arrasar otras ciudades y otras comunidades en las provincias de Donetsk y Lugansk", en el Donbás, insistió el mandatario. "Hacemos todo lo posible para asegurar la defensa".
Moscú parece determinado a apoderarse totalmente de Mariúpol, donde los últimos combatientes, atrincherados en el complejo metalúrgico de Azovstal, desoyeron el ultimátum de Moscú para que cesen el fuego y evacuen el lugar.
"Saboteen las órdenes de los ocupantes. No cooperen con ellos (...) Resistan", dijo Zelenski, que calificó la situación de la ciudad de "inhumana" y pidió de nuevo a Occidente brindar armas pesadas a su país.
El presidente ucraniano también dijo que invitó a Emmanuel Macron, a visitar su país para que viera la evidencia del "genocidio" cometido por las fuerzas rusas, un término que el presidente francés ha preferido no usar.
Mariúpol "no ha caído"
Mariúpol se ha convertido en el símbolo de la feroz resistencia ucraniana ante el ejército ruso.
"La ciudad aún no ha caído", sostuvo el primer ministro Denys Shmyhal.
"Aún tenemos fuerzas militares, soldados, ellos lucharán hasta el final", declaró a la red estadounidense ABC.
Un responsable policial de Mariúpol, Mijailo Vershynin, aseguró el domingo que "muchos civiles, entre ellos mujeres, niños, bebés y personas mayores" se encontraban en el complejo.
"Esta gente se protege de los bombardeos porque allí hay un refugio que da la posibilidad de sobrevivir por un tiempo", dijo en una grabación en Youtube.
"No confían en los rusos. Han visto lo que pasa en la ciudad y por eso se han encuentran dentro de la fábrica", añadió.
Mariúpol, con 440.000 habitantes antes de la guerra, es un objetivo clave para Moscú y el último obstáculo para garantizar su control en la franja marítima que va desde los territorios separatistas prorrusos del Donbás hasta la península de Crimea, anexionada por Moscú en 2014.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU señaló que más de 100.000 civiles de Mariúpol están al borde del hambre y sin agua ni calefacción.
En el este, un bombardeo alcanzó el domingo por la noche un barrio en el noreste de la ciudad de Kramatorsk, sin causar daños.
Un periodista de la AFP vio un cráter en un pequeño terreno cerca de un hotel cerrado y una fábrica inhabilitada.
El domingo, también en Kramatorsk, se oyeron dos explosiones, pero ninguna vivienda se vio afectada, constató la AFP. Los bombardeos iban probablemente dirigidos a una antigua planta industrial, que podría estar ocupada por el ejército ucraniano.
"Última oportunidad"
El gobernador de Lugansk, Serguéi Gaiday, consideró que "esta semana será difícil" y ha pedido a los civiles que abandonen la zona.
"Podría ser la última oportunidad que tengamos para salvarlos", abandonando las zonas de combate, escribió en Facebook.
Pero este lunes, las autoridades ucranianas anunciaron que, por segundo día consecutivo, no se habilitarán corredores humanitarios para la evacuación de civiles de las zonas de combate, y acusaron a Rusia de "bloquear" y bombardear los convoyes.
Las negociaciones con el ejército ruso son "largas y complejas", sobre todo en lo que respecta a la ciudad de Mariúpol y a otras localidades donde se desarrollan combates, dijo en Telegram la vice primera ministra ucraniana, Iryna Vereshchuk.
En el noreste, en Járkov, segunda ciudad de Ucrania, al menos cinco personas murieron y 20 fueron heridas en una serie de ataques, según el gobernador regional Oleg Sinegubov.
"Sólo en estos últimos cuatro días, 18 personas han muerto y 106 resultaron heridas" en los bombardeos en esta ciudad, declaró por su parte Zelenski.
Periodistas de la AFP en el lugar oyeron dos bombardeos y vieron cinco incendios en los barrios residenciales del centro de la ciudad.
"Toda la casa retumbó y tembló", dijo a AFP Svitlana Pelelygina, de 71 años, mientras observaba la destrucción en su apartamento. "Todo aquí se comenzó a quemar".
En Járkov, las estaciones de metro se convirtieron en un refugio para los residentes, temerosos de las batallas que arrecian en la superficie.
Esos espacios han dado lugar a escenarios improvisados donde poetas y artistas trabajan para levantar los ánimos de la gente.
"Una persona no puede vivir siempre en guerra", comentó Serhiy Zhadan, una celebridad literaria en Ucrania. "Es importante que puedan escuchar una palabra, que puedan cantar, expresar cierta emoción".