Rusia realizó el martes decenas de bombardeos en el este de Ucrania, en una "nueva fase" de una guerra que ha dejado miles de muertos y que le valieron al presidente Vladimir Putin la amenaza de nuevas sanciones occidentales. El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, anunció una "nueva fase" de la ofensiva y dijo que esta constituirá "un momento muy importante para esta operación especial", usando los términos con los cuales Moscú se refiere a la invasión de Ucrania, lanzada el 24 de febrero. Su colega al frente de la cartera de Defensa, Serguéi Shoigu, aseguró que sus tropas estaban implementando un "plan de liberación" de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, los territorios separatistas prorrusos en la región del Donbás (este de Ucrania).
Previamente, aseguró que sus tropas neutralizaron trece posiciones ucranianas en el Donbás, incluyendo la ciudad clave de Sloviansk, y bombardeado otros “60 objetivos militares”. El ministerio de Defensa instó además a los militares ucranianos a “deponer las armas”.
“No importa cuántos soldados rusos se traigan hasta aquí, lucharemos”, advirtió el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.
El jefe de gobierno alemán, Olaf Scholz, consideró que "el asesinato de miles de civiles" desde el inicio de la invasión de Ucrania "es un crimen de guerra del cual el presidente ruso (Vladimir Putin) carga la responsabilidad". Scholz mantuvo esos propósitos tras participar en una cumbre por videoconferencia del G7 (Estados Unidos, Canadá, Francia, Reino Unido, Alemania, Italia, Canadá y Japón) junto a los máximos mandatarios de Rumania y Polonia y los principales dirigentes de la Unión Europea (UE). Durante esa reunión, Estados Unidos y la UE alcanzaron un "amplio consenso" para imponer "nuevas sanciones" a Rusia y "aumentar el aislamiento internacional de Moscú", según el gobierno italiano. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, denunció una "concentración intensa de fuerzas y fuego" que hace esta batalla inevitablemente más violenta, sangrienta y destructiva" y pidió una "pausa humanitaria" de cuatro días con ocasión de la Pascua ortodoxa. El conflicto ha provocado ya casi 5 millones de refugiados hacia otros países y más de 7 millones de desplazados internos, según la ONU.
"Vivimos tal vez nuestros últimos días"
Un comandante ucraniano que combate en el último bastión de Mariúpol dijo que las tropas "vivimos tal vez nuestros últimos días, si no horas", y pidió a la comunidad internacional su "extracción", en un mensaje publicado el miércoles en Facebook. "El enemigo nos supera diez a uno", afirmó Serguiy Volyna de la 36 Brigada Marina, resguardado en una fábrica asediada de Azovstal. "Llamamos e imploramos a todos los líderes mundiales que nos ayuden. Les pedimos usar el procedimiento de extracción y llevarnos al territorio de un tercer país", agregó. No fue posible verificar la información brindada por los dos bandos dada la escala de los combates y la falta de comunicaciones en Mariúpol. Se cree que las fuerzas rusas han logrado gradualmente forzar su entrada a la ciudad y algunos soldados ucranianos dijeron el martes que fue atacado un hospital cerca de la planta de Azovstal. Volyna aseguró que los rusos tenían la "ventaja aérea, de artillería, fuerzas terrestres, equipo y tanques". "Estamos defendiendo solo un objeto, la planta de Azovstal, donde además del personal militar, hay civiles que han caído como víctimas de esta guerra", señaló. Rusia llamó el martes a las fuerzas ucranianas en Mariúpol a "inmediatamente" deponer sus armas, en un nuevo ultimátum. Su ministerio de Defensa dijo que las fuerzas ucranianas atrincheradas en Azovstal enfrentan una "situación catastrófica".
El 'obstáculo' de Mariúpol
La conquista del Donbás, una región minera controlada parcialmente por separatistas prorrusos, brindaría a Moscú una franja continua de terreno en la costa del mar Negro hasta la península de Crimea, que Rusia se anexionó en 2014. El gran obstáculo para ese plan sigue siendo la ciudad de Mariúpol, asediada desde hace semanas, donde las últimas fuerzas ucranianas resisten atrincheradas en el vasto complejo industrial de Azovstal. El ministerio de Defensa ruso propuso un alto el fuego para que "todas las unidades del ejército ucraniano sin excepción y todos los mercenarios extranjeros salgan sin armas ni municiones". Pero los combates continuaron en algunas zonas de la ciudad, "no sólo con armas ligeras, sino también con tanques", declaró Pavlo Kirilenko, gobernador de la región de Donetsk. En Mariúpol, además de los combatientes, habría "al menos 1.000 civiles, la mayoría mujeres, niños y personas mayores, en refugios subterráneos" de la fábrica, dijo el consejo municipal de la ciudad.
"¡Váyanse!"
El recrudecimiento de los bombardeos en el Donbás llevó a las autoridades ucranianas a suspender por tercer día consecutivo el despliegue de corredores humanitarios seguros. Pese a la ausencia de estas vías, las autoridades locales instaron a los civiles a huir de la zona. "¡Váyanse!", dijo el gobernador de la región de Lugansk, Serguéi Gaidai, que el lunes señaló combates "incesantes" en varias ciudades y la pérdida de la pequeña ciudad de Kreminna, a unos 50 km de Kramatorsk, la capital de facto del Donbás aún bajo control de Kiev. "Miles de habitantes de Kreminna no tuvieron tiempo de huir y ahora son rehenes de los rusos", añadió Gaidai, cuyas afirmaciones sobre la caída de esta ciudad fueron contradichas por un asesor de la presidencia de Ucrania. En la región vecina de Donetsk, los rusos bombardean "en dirección a Marinka, Ocheretyne y Avdivka", informó el gobernador Pavlo Kirilenko, señalando una situación "difícil pero controlada". Putin ha dicho que lanzó la llamada operación militar en Ucrania el 24 de febrero para salvar a los rusoparlantes de Ucrania de un "genocidio" llevado a cabo por un régimen "neonazi". Sin embargo, los organizadores de la conmemoración de la liberación del campo de concentración nazi de Mauthausen, en Austria, anunciaron el martes que pidieron a los embajadores de Rusia y Bielorrusia -aliado de Moscú- que no asistieran, ya que su presencia era "incompatible con el juramento" de los "prisioneros supervivientes y su deseo de paz y libertad".
Combates en todos los frentes
Aunque los focos están en el Donbás, Rusia atacó otras regiones ucranianas. En Járkov (noreste), la segunda ciudad del país, los bombardeos causaron el martes tres muertos y 21 heridos. El ejército ruso también lanzó una serie de misiles en el sur de Ucrania, otra línea del frente. "La situación es tensa", declaró Natalia Gumeniuk, portavoz del mando sur de las fuerzas armadas ucranianas. Moscú, que ya controla la ciudad de Jersón, "concentra sus fuerzas" y "sueña con avanzar" hacia la región de Mikolaiv, más al oeste, donde los bombardeos se intensificaron, agregó. En Leópolis, la gran ciudad del oeste que se había convertido en refugio para los desplazados, "potentes" ataques dejaron el lunes al menos siete muertos, según las autoridades locales. En paralelo, Kiev informó este martes de que 76 ucranianos fueron liberados en un nuevo canje de prisioneros con Rusia, sin precisar cuántas personas fueron entregadas a las autoridades rusas. Se trataría del quinto intercambio de este tipo desde el inicio de la invasión.
Impacto económico mundiaL
El FMI, que publica sus previsiones actualizadas antes de sus reuniones de primavera boreal, espera un crecimiento de la economía mundial de 3,6% este año frente al 4,4% pronosticado en enero, antes de la invasión rusa. La guerra en Ucrania tiene efectos similares a "ondas sísmicas que emanan del epicentro de un terremoto" y oscurece las perspectivas de la economía mundial, advirtió el nuevo economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), Pierre-Olivier Gourinchas.