La persecución del régimen de Daniel Ortega en Nicaragua contra la Iglesia Católica ha escalado a tal punto que los sacerdotes extranjeros están pidiendo marcharse del país. 

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Once religiosos renunciaron al Seminario, un día después de ser ordenados por el cardenal Leopoldo Brenes. "Los sacerdotes que han salido del Seminario, los catecúmenos ordenados aquí, han querido regresar a sus países", señaló el cardenal en su misa dominical. Sin embargo, prefirió no hablar sobre las razones que llevaron a los religiosos a pedir su traslado a otros países. 

El cardenal de Honduras, Óscar Andrés Rodriguez, denunció que jueces en Nicaragua están llevando a los tribunales a miembros de la Iglesia Católica con acusaciones falsas. "Los hermanos de la Iglesia de Nicaragua injustamente llevados a los tribunales con acusaciones falsas, ¿cómo pueden ser dichosos esos jueces que saben que están actuando injustamente?", señaló en su misa dominical. 

Cerca de 60 personas, entre las que se cuentan seminaristas, diáconos, sacerdotes y monjas, han huido o debieron abandonar el país por amenazas del régimen, según indica el Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más. 

La ofensiva del gobierno de Ortega también ha llevado al exilio a periodistas, organizaciones de derechos humanos, activistas y artistas. Expertos  señalan que el régimen está tratando de silenciar las últimas voces críticas que aún quedan en el país. 

En octubre del año pasado las autoridades sandinistas secuestraron al sacerdote Enrique Martínez Gamboa, uno de los más ferreos opositores a la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo. El religioso fue trasladado a la prisión de 'El Chipote', uno de los centros de torturas del régimen, según indican medios locales. 

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El pasado 28 de enero, el régimen de Daniel Ortega condenó a la familia del exiliado político Javier Álvarez. La Fiscalía pidió ocho años de cárcel contra Jeannine Horvilleur, Ana Carolina Álvarez y Félix Roiz y diez para él. Organizaciones de derechos humanos advierten que esta es una práctica terrorista intensificada contra la sociedad civil.