La ex esposa del príncipe Andrés, duque de York, Sarah Ferguson, que recientemente fue operada de un cáncer de mama, tiene un “melanoma maligno”, un cáncer de piel, anunció este domingo su portavoz.
“Tras haber sido diagnosticada este verano de una forma precoz de cáncer de mama, Sarah, duquesa de York, acaba de saber que está aquejada de un melanoma maligno”, declaró el portavoz por medio de un comunicado.
Se lo descubrieron en el marco de unos exámenes que fueron solicitados por un dermatólogo, a raíz de la cirugía a la que Ferguson, de 64 años, debía someterse tras una masectomía.
Uno de los lunares que le retiraron a la exnuera de la difunta reina Isabel II y que fueron examinados “fue identificado como canceroso”, precisó el portavoz, que afirmó que la duquesa “mantiene la moral alta”, a pesar de la mala noticia.
Asimismo, cabe resaltar que la duquesa de York ya no forma parte de los miembros activos de la familia real británica.
El duque y la duquesa de York
Sarah Ferguson es una auténtica aristócrata británica por nacimiento: sus antepasados están nada menos que relacionados con la Casa de Estuardo. Por parte de su padre es descendiente del rey Carlos II de Inglaterra. Sin embargo, su ingreso a la casa real se produjo cuando se casó con el principe Andrés, el tercer hijo de la reina Isabel II y el principe Felipe, duque de Edimburgo.
A pesar de que se conocían desde la infancia, ‘Fergie’ y Andrés, nunca habían coincidido en una ocasión hasta que Lady Di, cuando ya estaba casada con el hoy monarca del Reino Unido, los presentó en las tradicionales carreras de Ascot en 1985. La entonces princesa de Gales intuía que, entre su amiga del alma (eran íntimas) y su cuñado, habría química, y no se equivocó.
Sarah Ferguson y el príncipe Andrés protagonizaron una boda real el 23 de julio de 1986 en la Abadía de Westminster, en Londres. El matrimonio, que atrajo a 2000 invitados y fue un acontecimiento destacable en el Reino Unido, finalizó en divorcio seis años más tarde. La pareja, que compartió momentos de felicidad y escándalos, fue conocida ante la opinión pública por su espontaneidad y desafíos a la tradición real, como mostrar afecto públicamente en el balcón real del Palacio de Buckingham, un acto no aprobado por la Casa Real Británica.
*Con información de AFP