La catástrofe causada por la ruptura de una represa de la minera Vale en la ciudad de Brumadinho, en el sureste de Brasil, deja ya un balance de al menos 34 muertos y entre 250 y 300 desaparecidos. Por fuertes lluvias, este sábado en la noche, las autoridades suspendieron las búsquedas y esperan reanudarlas en la madrugada del domingo.
Otro de los diques de la minera se encuentra en observación debido a las lluvias y ante el riesgo de un nuevo colapso que podría genera más daños en la zona.
Un total de 366 personas han sido rescatadas hasta el momento, de los cuales 211 funcionarios de Vale y 145 empleados tercerizados, de acuerdo con el último boletín de los bomberos.
El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, sobrevoló este sábado la zona afectada en helicóptero y dijo que su Gobierno “hará todo lo que esté a su alcance” para “pedir justicia” y “prevenir nuevas tragedias” como esta o la ocurrida hace tres años en Mariana, de características similares y en la que murieron 19 personas.
“Es difícil estar delante de todo ese escenario y no emocionarse”, subrayó Bolsonaro, quien aceptó la ayuda ofrecida por Israel en las labores de rescate.
Por otra parte, los bomberos mantienen la esperanza de hallar a más personas con vida, a pesar de que el número de víctimas mortales pasó de 11 a 40 en cuestión de horas.
Las autoridades no han aclarado si entre los 34 fallecidos se encuentran los ocupantes de un autobús localizado entre el lodazal y en el que viajaban algunos empleados que no sobrevivieron.
“Está todo el mundo desolado. Aún no dan informaciones sobre si están vivos, si están muertos y queda esa ansiedad enorme. No se sabe qué va a pasar y la espera es muy angustiante”, dijo a EFE André Luis Dutra, psicólogo voluntario, de 34 años y que también trabajó asistiendo a las víctimas de Mariana.
Para Dutra, lo ocurrido en Brumadinho, “no es un accidente, es una negligencia y un crimen” y alerta de que hay unas 400 represas similares en Minas Gerais que son auténticas “bombas de relojería”.
“¿Cuántas personas tienen que morir más para que las autoridades tomen alguna providencia?”, se preguntó.
Cerca de él se encuentra Giovani de Oliveira, de 22 años. Busca a su amigo de la infancia, quien trabajaba desde hacía unos cinco meses en el complejo minero como montador, y confía en Dios para que le traigan de vuelta.
La sociedad civil también se ha movilizado y varias ONG de Minas Gerais han creado el grupo “SOS Brumadinho” a través del cual se están coordinando para traer material de higiene, agua y alimentos no perecederos.
Para facilitar la asistencia a las víctimas y la llegada de recursos, las autoridades de Minas Gerais, golpeado por dos tragedias similares en tan solo tres años, decretaron luto oficial de tres días y el estado de calamidad pública en el municipio de Brumadinho, el cual se sitúa a unos pocos kilómetros del gran museo a cielo abierto de Inhotim.
Con el drama aún no dimensionado, la Justicia cercó ayer las cuentas de Vale y determinó, en dos procesos distintos, el bloqueo de 6000 millones de reales (unos US$1621 millones) de la compañía para el “inmediato y efectivo amparo a las víctimas y reducción de las consecuencias” de la catástrofe.
El Instituto Brasileño de Medio Ambiente, por su parte, aplicó a la minera una multa de 250 millones de reales (alrededor de US$67,5 millones) por el desastre, según confirmó el ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles.
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, expresó su tristeza por la pérdida de vidas y los daños causados en esta tragedia.