Un sismo de magnitud 6,3 sacudió en la madrugada del domingo la ciudad de Herat, en el noroeste de Afganistán, provocando al menos un muerto y decenas de heridos en esa región golpeada a comienzos de mes por otros dos terremotos que dejaron un millar de fallecidos.
El movimiento telúrico se produjo a las 03:36 de la mañana (hora local), a 33 kilómetros de Herat, en la provincia occidental del mismo nombre, indicó el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS). Dos réplicas menos intensas se produjeron después.
Abdul Qadeem Mohammadi, jefe del hospital regional de Herat, afirmó que habían registrado hasta el momento un muerto y 93 heridos.
Por su parte, las autoridades encargadas de la gestión de catástrofes indicaron que todavía estaban evaluando la magnitud de la destrucción más cercana al epicentro.
Según un periodista de AFP en Herat, la mayoría de los habitantes siguen durmiendo a la intemperie una semana después del mortífero terremoto, por temor a que se produzcan nuevos seísmos, aunque algunos volvieron a sus casas.
“Los habitantes de Herat están aterrorizados y asustados”, explica un comerciante de 27 años, Hamid Nizami, que agradeció que el sismo sucediera durante el día mientras la gente estaba despierta.
El 7 de octubre, un terremoto de magnitud 6,3 y ocho potentes réplicas sacudieron la zona, derribando hileras de casas rurales e hiriendo también a cientos de personas.
El gobierno talibán estimó en más de un millar los muertos, mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó el sábado que la cifra rondaba los 1.400 fallecidos por el terremoto.
Desde los temblores, miles de personas en la provincia pernoctan en automóviles, jardines o tiendas de campaña, ya que sus viviendas se han convertido en polvo.
“Muchos de nuestros compatriotas no tienen dónde vivir y las noches son muy frías”, contó Nizami.
Cuatro días más tarde, con miles de residentes aterrorizados sin refugio y voluntarios en busca de supervivientes, otro temblor de la misma intensidad mató a una persona e hirió a otras 130.
Más del 90% de los fallecidos en los terremotos eran mujeres y niños, informó Unicef el miércoles.
Las Naciones Unidas dijeron que más de 20.000 personas se habían visto afectadas por la emergencia.
Al menos seis ciudades rurales del distrito de Zenda Jan fueron derruidas completamente.
Necesidad de refugios
Afganistán sufre ya una grave crisis humanitaria, con la retirada generalizada de la ayuda extranjera tras la vuelta de los talibanes al poder en 2021.
Proporcionar refugios antes de la llegada del invierno será uno de los grandes desafíos de las autoridades talibanesas, que tomaron el poder en agosto de 2021 y mantienen relaciones tensas con las organizaciones de ayuda internacional.
Afganistán sufre frecuentes terremotos, sobre todo en la cordillera del Hindú Kush, cerca del punto de unión entre las placas tectónicas de Eurasia y la India.
En junio de 2022, un terremoto de magnitud 5,9 dejó más de mil muertos y decenas de miles de personas sin hogar en la provincia de Paktika (sudeste).
Investigan posibles crímenes de fuerzas especiales británicas en Afganistán
Una comisión independiente comenzó este lunes a investigar acusaciones contra las fuerzas especiales británicas presentes en Afganistán entre 2010 y 2013, acusadas de haber ejecutado a hombres “en edad de combatir”, aunque no representaran ninguna amenaza.
La investigación sobre los comportamientos de las fuerzas armadas británicas en Afganistán había sido anunciada en diciembre de 2022 e iniciada en marzo ante la Royal Court of Justice de Londres. Este organismo se concentra ahora en las acusaciones contra las fuerzas especiales.
La investigación escuchará las alegaciones de familiares de 33 personas que habrían sido asesinadas por las fuerzas especiales.
Según el abogado a cargo de la investigación, Oliver Glasgow, un soldado británico, admitió “que existía en las fuerzas especiales una política consistente en matar a los hombres en edad de combatir”.
Entre los casos que serán estudiados, figuran nueve hombres que habrían sido asesinados “en sus camas”, durante un ataque nocturno, en la provincia de Helmand, en el sur de Afganistán, en febrero de 2011. La unidad había afirmado que actuó en legítima defensa, pero, según las familias, estos hombres eran civiles no armados.
Otro hombre no armado, un exfuncionario afgano, habría sido asesinado por las fuerzas especiales en esta región, cuando no era objetivo del ataque, según sus familiares. El ejército había dicho entonces que apareció “detrás de una cortina con una granada”.
Su hijo contó a la comisión que, poco después del entierro, un comandante del ejército británico había propuesto a la familia un tractor para sustituir al que había resultado dañado en el ataque.
En Australia, una investigación interna concluyó que 39 civiles y prisioneros habían sido “asesinados ilegalmente” en Afganistán por las fuerzas especiales australianas. Un exsoldado de 41 años, acusado de crímenes de guerra, fue detenido en marzo.