Los hermanos Lyle y Erik Menéndez, quienes se encuentran en prisión perpetua por asesinar a sus padres en su lujosa mansión de Beverly Hills en 1989, se presentan este lunes, 25 de noviembre, nuevamente ante un juez en el apogeo de la campaña por su liberación tras 34 años de cárcel.
Los Menéndez fueron condenados en 1993, luego de dos juicios extensamente cubiertos por los medios que les dieron amplia notoriedad.
En la época, la Fiscalía de Estados Unidos los acusó de haber matado a sangre fría a su padre José, un inmigrante cubano convertido en importante ejecutivo de la música, y a Mary Louise “Kitty”, una exreina de belleza, para hacerse con una herencia de 14 millones de dólares.
Sin embargo, en ese momento la defensa presentó a los jóvenes, que tenían 21 y 18 años cuando ocurrió el crimen, como víctimas de abuso sexual y psicológico a manos de un padre extremadamente controlador y de una madre negligente.
Los Menéndez están recluidos en San Diego, a unos 265 kilómetros del tribunal al norte de Los Ángeles que decidirá su futuro. Desde allí comparecerán de manera virtual a la audiencia de este lunes, según confirmó su abogado a medios locales.
La campaña que busca su liberación, con figuras como Kim Kardashian, tiene voz constante en Tammi Menéndez, esposa de Erik, quien la semana pasada acudió a las redes para pedir: “¡Liberenlos antes de las fiestas de fin de año!”.
En medio de la expectativa por ver cómo lucen físicamente los hermanos, actualmente de 56 y 53 años de edad, el tribunal sorteará 16 puestos dentro de la corte para personas del público en general.
La defensa de los Menéndez trabaja en tres alternativas para liberarlos. Su abogado, Mark Geragos, busca que la justicia cambie el cargo de homicidio en primer grado a homicidio involuntario.
Esto podría significar la libertad inmediata para los hermanos, quienes ya superaron la pena máxima por este cargo en California, de once años. La otra alternativa es obtener una nueva sentencia, lo que les abriría el camino para buscar la libertad condicional.
Geragos también formalizó un pedido de clemencia ante el gobernador de California, Gavin Newsom. La fiebre por el caso parece alcanzar un nivel similar al de los años 1990, cuando el juicio se transmitía en televisión y estaba en boca de todos, dentro y fuera de Estados Unidos.
*Con información de AFP