La profesora Gisela Sin se encuentra en el estado Illinois, Estados Unidos, muy cerca de Chicago, que con Cali comparte la misma hora. Allí, Gisela, nacida en Argentina, da clases en la Universidad de Illinois y dirige el Centro de Estudios de Latinoamérica y del Caribe. También escribe libros sobre política, como ‘Separación de Poderes y Organización del Legislativo’, publicado por la editorial de la Universidad de Cambridge en 2015.
Al teléfono, desde su casa, ella describe lo que sucede allá afuera, en la sociedad estadounidense, a dos días de las elecciones presidenciales en las que se define si Donald Trump, del partido republicano, es reelegido en el poder, o si por el contrario Joe Biden, del partido demócrata, se convertirá en el hombre más poderoso del mundo.
—La situación es incierta. Es una sensación de incertidumbre que tiene todo el mundo, los votantes de los dos lados.
Debido al nuevo coronavirus hay asuntos ‘técnicos’ que se deben resolver en las elecciones. En Estados Unidos alrededor de 9 millones de personas se han contagiado; 230 mil murieron. Es, de lejos, el país más afectado del mundo por la pandemia.
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El Covid – 19 ha hecho que se apelen a métodos alternativos, ya utilizados en el pasado, para votar. Básicamente hay tres clases de votantes: los que lo hacen por correo certificado; los que votan de manera presencial pero antes del día de la elección, para evitar aglomeraciones (voto anticipado) y los que lo harán el día de la elección, este martes.
Según una encuesta del Centro de Investigación de Asuntos Públicos de The Associated Press-NORC, el 53% de quienes apoyan a Biden votarán - o ya lo hicieron - por correo. El 54% de todos los votantes, 150 millones de personas, anunció que votará antes de que se abran las urnas, lo que están cumpliendo, y allí Biden también gana por un estrecho margen. De otro lado, el 57% de los partidarios de Trump dice que votará “en persona” este 3 de noviembre de 2020, día de la elección. Aquella decisión tal vez también esté atravesada por la pandemia.
En Estados Unidos, explica el profesor de la Universidad Icesi de Cali, Vladimir Rouvinski, el manejo que se le ha dado al nuevo coronavirus se asocia a uno u otro candidato. Mientras que el presidente Trump aparece en los actos públicos sin tapaboca y ha dicho que el covid se superará fácilmente, a Biden siempre se le ve con mascarilla y su discurso le da mucha más relevancia a la pandemia. Eso se ha llevado a la calle. En algunos estados el hecho de ponerse un tapaboca es como decir: soy demócrata, estoy con Biden. Por el contrario, los que no llevan puesta la mascarilla se afirman en su respaldo a Trump. El tapaboca es un símbolo político en un país polarizado.
Así que la incertidumbre –continúa al teléfono la profesora Gisela Sin– es tanto para los que decidieron votar por correo como para los que lo harán el martes.
— No se sabe hasta qué punto van a contar o no esos votos por correo. Hubo una decisión de la Corte Suprema para el estado Wisconsin, que había determinado que iba a contar los votos por correo después del día de la elección. Es decir: si los votos estaban marcados en el correo con fecha anterior de la elección, o del día de la elección, pero no llegaban el 3 de noviembre, sino después, los iban a seguir contando. La Corte Suprema dijo no. Se deben contar los votos que llegan hasta el martes. Hay una decisión igual en Pensilvania, un estado que está muy disputado. Entonces, por el lado de los demócratas, hay ese temor. Que les roben la elección, o la pierden porque los votos no lleguen a tiempo y no se cuenten. Y por parte de los republicanos, la incertidumbre es sobre si la gente que están esperando para votar el martes, y que dice que va a votar por Trump “en persona”, vaya. Los casos de coronavirus están aumentando muchísimo. ¿La gente va a ir en masa a votar este 3 de noviembre? Esa es la pregunta. Por eso la incertidumbre es para ambos partidos. Todo es incierto.
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Los demócratas tienen otra preocupación: votar por correo no es tan fácil. Depende del estado en el que se viva. Y cada estado impone sus reglas. Hay unos que le envían a la casa a todos sus ciudadanos la papeleta para votar, así que solo es llenarla, depositarla en el buzón de la casa, y la empresa de mensajería se encargará del resto.
Pero hay estados, en cambio, que le envían a los votantes un ‘formulario’ que deben llenar para pedir esa boleta para votar, lo que complica las cosas. También hay estados en los que hay que hacer la solicitud de ese ‘formulario’, después pedir la boleta, y encima se debe argumentar una razón válida para votar de esa manera. En algunos estados, la pandemia es una razón válida para votar por correo, pero en otros no.
Y a todo eso hay que agregarle un problema más, dice desde su oficina en Washington Lawrence Gumbiner, exdiplomático norteamericano y consultor internacional: Trump ha sido el primer presidente de la historia de los Estados Unidos que ha sembrado la duda sobre la legitimidad de las elecciones antes de que ocurran, al afirmar que el voto por correo es un sistema que se presta para un fraude electoral.
— El ambiente entonces es de ansiedad. Es un ambiente político de mucha energía, pero también de mucho nerviosismo. Se teme que si Trump pierde, va a iniciar una confrontación y no va aceptar los resultados - dice Lawrence, que ya votó de manera presencial y anticipada en Virginia.
Un ciudadano que pidió no ser citado con su nombre asegura que en la sociedad estadounidense se siente miedo por lo que pueda ocurrir el martes.
— La rama radical de Trump, la derecha radical, algunos de ellos son racistas, dijeron que no aceptarían los resultados si Biden ganaba. Otro porcentaje de los votantes de Biden dijo que tampoco aceptaría un triunfo de Trump. Hay mucha división. Y con tanta gente armada en este país, tanto tiroteo y muertes por armas de fuego, hay un poco de miedo de que la protesta de uno u otro candidato se salga de control.
El fragmentado voto latino
En estas elecciones presidenciales estadounidenses, el 13% de los votantes registrados son latinos. No precisamente personas que obtuvieron la ciudadanía; son sobre todo nacidos en Estados Unidos, hijos de inmigrantes, que llegaron a la mayoría de edad. Pero su intención de voto está dividida. Según las encuestas, alrededor del 65% de los latinos está con Biden; el resto, con Trump.
Juan Nicolás Garzón, profesor del programa de ciencias políticas de la Universidad de La Sabana, explica que dentro de ese voto latino hay tres grandes grupos. Uno es el que representan los mexicanos y centro americanos, que después del trato que recibieron por parte de Trump, y el muro fronterizo que promovió el presidente, están con Biden.
De otro lado se encuentran los cubanos y venezolanos, que asocian a Biden con el socialismo del que salieron huyendo de sus países, luego votan por Trump. Y por último se ubica el resto de las comunidades latinas, argentinos, colombianos, peruanos, cuyo voto está fraccionado, y en ello es determinante la situación legal en el que estén sus familias.
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— Al latino que está tratando de ingresar a Estados Unidos, o que está de manera ilegal y busca la legalización, obviamente no le conviene que gane Trump porque todos esos procesos de legalización están siendo rechazados y hay procesos de deportación en curso. Con Biden todo sería más flexible, aunque él fue el vicepresidente de Obama, donde también hubo deportaciones. Sin embargo su discurso es distinto. Por otra parte el latino que ya es ciudadano estadounidense, que tiene hijos, apoya a Trump. A Biden lo asocian al socialismo, y el socialismo a su vez lo asocian con el comunismo y con procesos de izquierda que han fracasado en América Latina. Son personas que llegaron a Estados Unidos buscando seguridad, y con Biden, en ese sentido, no se sienten seguros – dice Miguel Ángel Hoyos, un entrenador de fútbol nacido en Medellín y radicado hace varios años en Estados Unidos, donde lidera procesos formativos de equipos infantiles y juveniles.
La profesora Gisela Sin agrega en el teléfono que por primera vez el voto latino representa el mayor bloque de votantes dentro de las minorías, superando incluso a los afroamericanos, lo que demuestra que es un electorado que se ha extendido de manera considerable en los últimos 20 años. Sin embargo, hay un problema: como los afroamericanos, no todos los latinos que podrían votar, lo hacen.
— La pandemia ha limitado las posibilidades para movilizar a esta población. Esto por un lado. Por otro, solo el 23% de los latinos que votan viven en estados que se consideran competitivos en esta elección, mientras que el 33% de los afroamericanos viven en esos estados. Esto quiere decir que hay un 23% de latinos que va a estar muy movilizado, los van a llamar todo el tiempo para que salgan a votar, pero al resto casi no porque no hay tanta movilización en otros estados que no son tan competitivos. Igualmente, los latinos en general tienden a ser más jóvenes, y hay una gran cantidad de jóvenes que votan en Estados Unidos, pero igual la proporción es muy baja. Los jóvenes votan en un 30%, mientras que entre los que tienen más de 65 votan el 70% - dice Gisela.
Con los afroamericanos pasa algo similar. Están con Biden, y en general con el partido demócrata, desde que en los años 60 el partido promovió la ley que les permitió el voto. Pero la proporción de quienes salen a ejercer ese derecho es baja. Si votaran de la misma manera como lo hicieron para elegir a Obama, inclinarían las elecciones a favor de Biden.
— Y hay un electorado muy importante esta vez y son las mujeres de los suburbios. Amas de casa educadas, que han votado por Trump, y que ahora no están votando o están votando por Biden. La diferencia con las mujeres es bastante grande. Las actitudes de Trump, el tema del manejo de la pandemia y demás, les hace mucho ruido con los valores que les quieren inculcar a sus hijos. Ese es el gran grupo que está en juego – dice Gisela Sin.
Lo que está en juego para el mundo
Hay un consenso – entre los analistas - sobre lo que podría ocurrir si Trump es reelegido, o si Biden llega a la presidencia. En el primer caso, opina el exdiplomático Lawrence Gumbiner, con Trump se verá lo que ya se vio en sus primeros 4 años: un ambiente de conflicto con el mundo, en especial con China, un gobierno liderado por un hombre acostumbrado a ser el jefe de una compañía familiar, un estilo de gerencia que ha llevado a la presidencia, “donde acostumbra a mandar solo, decidir lo que él quiere, sin escuchar recomendaciones, un estilo que sin embargo despierta mucha pasión entre sus seguidores”.
Con Biden, en cambio, se espera una manera de dirigir más tradicional, diplomática, con lo que se regresaría a la época de Clinton o de Obama, con unos cambios.
—Va a trabajar más con los aliados, en procesos multilaterales, volverá a la convención del cambio climático, la declaración de París, va a participar más activamente con la OEA, Naciones Unidas, el BID, será una forma de gobierno más de coalición — dice Lawrence.
El profesor Vladimir Rouvinski advierte que si Trump se reelige, no podrá repetir reelección en las próximas elecciones, “y eso hace que no tenga ninguna limitación sobre lo que piensa hacer”.
— La reelección de Trump significa definitivamente una mayor polarización, y los grupos de ultra derecha, que normalmente son minoría, se sentirán mucho más libres. Si Trump es reelegido ellos van a tener mucho más poder. En cuanto a la política exterior, con Trump habría un empeoramiento de las relaciones entre Estados Unidos y China, y claramente Estados Unidos estaría más aislado, va a tener más problemas con los aliados de la Otán en Europa. En cuanto a la política exterior, Biden dijo que el enemigo número uno es Rusia. Pero creo que tendrá un manejo mucho más prudente, buscando negociar.
El consenso es ese: con Biden cambiará la forma hostil con la que Trump dirige a Estados Unidos de cara al resto del mundo. Aunque el profesor Juan Nicolás Garzón, de la Universidad de La Sabana, prefiere ser mesurado. Con cualquier presidente, se explica, Estados Unidos tendrá una continuidad de su rol en el mundo. Así que Biden en el poder no significa que se vaya a construir un planeta feliz, “y que será el bueno o el guardián y protector. Estados Unidos seguirá defendiendo sus intereses, por lo que la posible llegada de Biden no se puede ver de una manera tan idealizada”.
La profesora Gisela Sin está de acuerdo. Es cierto que habrán cambios importantes si Biden gana, “pero no creo que sea ‘el bueno del mundo’”.
Colombia
Para el analista Juan Nicolás Garzón, lo que le ‘conviene’ a Colombia con respecto a las elecciones en Estados Unidos depende de lo que se considere qué es conveniente para el país.
“Si se considera que es conveniente reafirmar la idea de que la relación con EE.UU. debe seguir atravesada por la seguridad y las drogas, entonces la continuidad de Trump es lo ideal. Pero eso tiene un costo muy alto, porque lo que está pasando es que nuestras relaciones se están ‘renarcotizando’. Es un retroceso, en el sentido de que se debe pensar que la relación puede ser mucho más multifacética”.