Los ministros europeos de Relaciones Exteriores abrirán el martes en Praga una difícil discusión sobre la suspensión del acuerdo de visados turísticos con Rusia, una iniciativa que genera importantes divisiones dentro del bloque.
Los países bálticos, Polonia y Finlandia defienden una posición común del bloque europeo sobre la propuesta, que será el punto central de la agenda en una reunión que se iniciará el martes en Praga.
La medida no tiene precedentes en la UE, aunque un puñado de países vecinos de Rusia ya ha tomado iniciativas unilaterales para limitar los visados a ciudadanos rusos.
Como parte de sus sanciones por la guerra en Ucrania, la UE ya decidió vetar los visados a determinados ciudadanos vinculados al gobierno ruso, pero la emisión de visas turísticas no ha sido suspendida.
Este lunes, un diplomático europeo anunció que los cancilleres abordarán la suspensión de un acuerdo de facilitación de visados firmado en 2007 entre la UE y Rusia.
La medida, no obstante, incluiría excepciones relacionadas con la sociedad civil rusa, casos humanitarios y estudiantes.
"No podemos mantener la política de visados como hasta ahora", dijo el diplomático, y adelantó que la medida podría incluirse en un próximo paquete de sanciones de la UE a Rusia por la invasión de Ucrania.
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Llamado de Ucrania
La idea fue lanzada por el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, quien pidió que los países occidentales cierren sus fronteras a todos los ciudadanos rusos, incluidos los turistas, afirmando que deberían "vivir en su propio mundo hasta que cambien su filosofía".
Por su parte, el canciller ucraniano, Dmytro Kuleba, recordó que los rusos "apoyan abrumadoramente la guerra, aplauden los ataques con misiles en ciudades ucranianas y (el) asesinato de ucranianos. Dejemos que los turistas rusos disfruten de Rusia entonces".
De su lado, el gobierno ruso reaccionó con indignación, y calificó la idea como "irracional", además de prometer represalias.
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Finlandia sale al frente
Finlandia, país que tiene la frontera más larga de Europa con Rusia, limitará desde el jueves las visas turísticas a ciudadanos rusos al 10% del volumen actual. Actualmente, Finlandia procesa cada día unos 1.000 pedidos de visados procedentes de Rusia.
La ley finlandesa no permite una prohibición total de la concesión de visados con base en la nacionalidad del solicitante.
Sin embargo, la medida decidida en Finlandia tendrá un impacto, teniendo en cuenta que como las sanciones de la UE cerraron el espacio aéreo a los vuelos desde Rusia, muchos ciudadanos de esa país utilizaban la vía terrestre a través de Finlandia para llegar a otros países europeos.
Por su lado, Letonia, Lituania y Polonia ya dejaron de emitir nuevos visados de turista a ciudadanos rusos desde el inicio de la invasión de Ucrania.
Ingreso al espacio Schengen
Los turistas rusos utilizan los visados para el espacio Schengen, normalmente válidos en 26 países de la UE y asociados como Suiza y Noruega. Esas visas generalmente permiten estadías de hasta 90 días en un período renovable de 180 días.
Esos 26 países recibieron alrededor de tres millones de solicitudes de visado para el espacio Schengen el año pasado. Los rusos constituyeron el grupo más numeroso, con 536.000 de las demandas.
Las sanciones de la UE requieren la unanimidad de los 27 estados miembros, pero Hungría, país que mantiene lazos amistosos con Rusia, podría vetar una prohibición de visado en todo el bloque.
Lituania, a su vez, ha sugerido que si no se acuerda una prohibición en toda la UE, podría buscar una "solución regional", posiblemente incluyendo a Letonia, Estonia, Finlandia y Polonia, para vetar a los turistas rusos.
"Error de análisis"
Marie Dumoulin, del grupo de expertos del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, apuntó que el llamado a prohibir la entrada de rusos en Europa constituye "un peligroso error de análisis'.
"Menos del 30% de los rusos tiene pasaporte, y sus principales destinos de viaje son Turquía, Egipto y los Emiratos Árabes Unidos', dijo.
De acuerdo con Dumoulin, una prohibición a esas visas "tendrá exactamente el efecto contrario al buscado: al estigmatizar a todos los rusos, estamos alimentando la propaganda del Kremlin que durante años, y en particular desde la ofensiva en Ucrania, ha denunciado la supuesta rusofobia de los occidentales".
Cyrille Bret, del Instituto Jacques Delors, apuntó que "esta medida es contraria a la libertad de circulación y a la política de sanciones que ha seguido hasta ahora al afirmar que no es contra el pueblo ruso sino contra el régimen".