Las autoridades filipinas advirtieron de un “tsunami devastador” y exhortaron a la población de las zonas costeras a desplazarse hacia el interior, después de que un potente terremoto de magnitud 7,6 sacudiera la isla de Mindanao, en el sur del archipiélago.
“Se espera un tsunami devastador con olas cuya altura presenta una amenaza para la vida”, declaró el Instituto filipino de Vulcanología y Sismología en la red social X.
El temblor fue seguido de una réplica de magnitud 6,4.
Se espera que olas de más de un metro de la media alcancen la costa, añadió el Instituto Filipino de Vulcanología y Sismología, e instó a la población de las provincias de Surigao del Sur y Davao Oriental a “evacuar inmediatamente” el lugar hacia zonas más altas o más hacia el interior.
“En la comisaria cayeron aparatos de las estanterías y se rompieron dos televisores. Las motos aparcadas en el exterior también cayeron”, declaró Lambo a la Agencia AFP.
“Ahora mismo no tenemos noticia de daños o víctimas pero la gente está evacuando debido a la alerta de tsunami”, agregó.
Lambo añadió que 45.000 residentes en el municipio recibieron la orden de abandonar sus casas. Muchos se dirigieron a pie o en vehículos hacia zonas más altas.
“Fue el terremoto más largo y fuerte que he vivido, probablemente duró unos cuatro minutos”, contó a la AFP.
Anna Quinones, funcionaria de desastres en la ciudad de Davao, afirmó que estaban supervisando la costa. “La marea todavía está alta y no notamos nada inusual”, indicó.
Los sismos son habituales en Filipinas, que se sitúa a lo largo del “Anillo de Fuego”, un arco de intensa actividad sísmica y volcánica que se extiende desde Japón hasta el Sudeste Asiático y la cuenca del Pacífico.
La mayoría son demasiado débiles y no se sienten, pero los terremotos fuertes y devastadores se producen al azar y no hay tecnología disponible para predecir cuándo y dónde ocurrirán.