El presidente ruso, Vladimir Putin, dijo el lunes que durante la rebelión abortada del grupo paramilitar Wagner dio la orden de evitar “un derramamiento de sangre” que, según él, buscaban Ucrania y los occidentales, al tiempo que agradeció a los rusos su “patriotismo” y su unidad.
“Desde el comienzo de los acontecimientos, se tomaron medidas siguiendo mis instrucciones directas para evitar un gran derramamiento de sangre”, dijo Putin durante un discurso televisado, juzgando que Occidente y Ucrania, querían “un resultado fratricida”.
De hecho, el presidente aparecía en televisión por primera vez en un discurso a la nación en directo en el que agradecía a sus compatriotas “su resistencia, solidaridad y patriotismo, demostrando que cualquier chantaje y agitación estaban condenados al fracaso”, sentenciando que “una rebelión armada habría sido reprimida de todos modos”.
Bajo esta premisa, Putin se dirigía también directamente a los miembros del grupo Wagner reconociendo sus hazañas y ensalzando que “tomaran la decisión correcta, no cometiendo un derramamiento de sangre”.
“Hoy tienen la oportunidad de continuar sirviendo a Rusia al firmar un contrato con el Ministerio de Defensa u otros organismos encargados de hacer cumplir la ley, o regresar con sus familiares y amigos. Quien quiera puede ir a Bielorrusia. La promesa que hice se cumplirá”, recalcó.
Después de su alocución, el mandatario ruso estaba reunido con sus principales funcionarios de seguridad, anunció el Kremlin.
“Vladimir Putin está en una reunión de trabajo” con el fiscal general Igor Krasnov, el ministro del Interior Vladimir Kolokóltsev, el ministro de Defensa Serguéi Shoigú, el director del FSB (servicio de seguridad) Alexánder Bórtnikov y el jefe de la guardia nacional Víktor Zólotov, entre otros, dijo el portavoz presidencial Dmitri Peskov, citado por la agencia estatal Ria Novosti.
Según la televisión Putin agradeció a sus responsables de seguridad por su trabajo durante la rebelión.
Vladimir Putin habló dos días después de la rebelión armada de Wagner encabezada por Yevgueni Prigozhin.
Antes, Prigozhin negó en un mensaje de audio que quisiera tomar el poder en Rusia y justificó su rebelión abortada porque quería salvar su organización y poner en evidencia los “graves problemas de seguridad” en el país.
La rebelión de Prigozhin, un multimillonario otrora aliado de Putin, duró 24 horas y terminó el sábado. En su primer mensaje de audio publicado desde que pusiera fin a su rebelión, Prigozhin no reveló su paradero.
Según un acuerdo alcanzado el sábado con el Kremlin con mediación del presidente bielorruso Alexander Lukashenko, Yevgueni debería exiliarse a Bielorrusia.
“El objetivo de la marcha era no permitir la destrucción del grupo Wagner y responsabilizar a aquellos que con sus acciones poco profesionalaes cometieron un número considerable de errores durante la operación militar especial” en Ucrania, dijo en el mensaje de 11 minutos.
Putin acusó de nuevo al jefe de Wagner, sin nombrarlo, de haber “traicionado su país y su pueblo”, al mismo tiempo que mentía a sus hombres.
Por otro lado, Brasil espera una vuelta a la normalidad tras el intento de rebelión del grupo paramilitar ruso Wagner, ya que “a nadie le interesa una Rusia debilitada”, afirmó también este lunes un asesor del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
“Nos interesa una vuelta a la normalidad. A nadie le interesa una Rusia debilitada, fragilizada”, dijo a la prensa el asesor en política exterior de Lula, Celso Amorim, al margen de una visita del presidente argentino, Alberto Fernández, en Brasilia.
El que fuera canciller de Brasil durante los primeros dos mandatos del presidente izquierdista (2003-2010), hizo estas declaraciones tras el levantamiento este fin de semana del grupo Wagner, un duro golpe para la imagen del presidente Vladimir Putin, en plena contraofensiva en Ucrania.
Tropas al mando del jefe del grupo paramilitar, Yevgueni Prigozhin, se apoderaron del cuartel general del ejército en la ciudad de Rostov y emprendieron una marcha a Moscú antes de replegarse el sábado a menos de 400 km de la capital rusa.
Brasil condenó la invasión rusa de Ucrania, mientras se ha negado a armar a los ucranianos y a aprobar sanciones contra el gobierno de Putin como piden las potencias occidentales. En cambio, Lula propuso un “grupo de paz” para la guerra en Ucrania y en los últimos meses envió a Amorim a Kiev y a Moscú, donde se reunió con Putin.
Además, el excanciller representó a Brasil en una reunión el sábado en Copenhague organizada por Ucrania para discutir con varios países -entre ellos algunos que se mantienen neutrales ante la invasión rusa-, las perspectivas de una paz duradera.
Con información de AFP.