Ante el posible recrudecimiento de las sanciones de Estados Unidos, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, no dudó en reaccionar al respecto y manifestó que mantendrá las puertas del diálogo con este país con el fin de llegar a acuerdos.
“If you want, I want. If you don’t want, I don’t want’”, pronunció en inglés el presidente de Venezuela, una frase que traduciría al español “Si tú quieres, yo quiero. Si tú no quieres, yo no quiero. Punto final”.
“No somos una colonia gringa”
Luego de esto, Maduro continuó con su discurso. “Ellos siguen chantajeando que van a quitar la licencia 44″, dijo. “Nosotros vamos a seguir adelante con licencia, sin licencia, nosotros no somos colonia gringa (...) nadie nos va a parar”
Pero siempre estuvo condicionada a “avances” electorales. La Casa Blanca de hecho advirtió en enero que podría revocarla por la inhabilitación de dirigentes opositores como María Corina Machado, favorita en las encuestas, de cara a los comicios del 28 de julio. Desde entonces, la oposición mayoritaria ha enfrentado otros obstáculos para participar en las elecciones.
“Es una licencia colonialista (...) porque Estados Unidos pretende monitorear, controlar, tutelar la industria petrolera de Venezuela”, reclamó el presidente. “Nosotros hemos tomado nuestro propio curso de trabajo, nuestro propio modelo económico, con amenazas, con sanciones hemos aprendido a recuperarnos”.
El embargo al petróleo y el gas de Venezuela fue impuesto en 2019 como parte de una batería de sanciones que buscaban desplazar a Maduro del poder; pero la invasión de Rusia a Ucrania impulsó en Estados Unidos y Europa la búsqueda de fuentes de energía estables, lo que podría profundizarse con la crisis en Oriente Medio.
La producción de Venezuela se ubica alrededor de 800.000 barriles diarios, tras tocar piso a mediados de 2020, cuando se desplomó por debajo de los 400.000; pero está lejos de los tres millones que alcanzaba hace 15 años.