La ciudad china de Wuhan, cuna del covid-19, anunció el martes test masivos a toda la población por el avance de la variante delta, altamente contagiosa, que provoca confinamientos en todo el mundo y disparó las hospitalizaciones en Estados Unidos.
El virus está regresado con fuerza, alentado por el estancamiento de las tasas de vacunación y las nuevas variantes, incluso en países como China, que creían haber superado lo peor de la pandemia.
El gigante asiático había logrado reducir los casos locales prácticamente a cero, lo que permitió que la economía se recuperara y la vida volviera en gran medida a la normalidad.
Pero un nuevo brote de la variante delta, que se propaga rápidamente, llegó a docenas de ciudades a partir de un foco de contagios entre los trabajadores de la limpieza del aeropuerto de Nanjing y provocó una cadena de casos en todo el país.
En Wuhan -donde el virus apareció por primera vez en diciembre de 2019 y que vivió un duro confinamiento en los primeros meses de la pandemia- las autoridades anunciaron un programa de test masivos para los 11 millones de habitantes.
Y en toda China, las autoridades confinaron ciudades enteras, cortaron líneas de transporte y están haciendo millones de test para luchar contra el mayor brote de coronavirus en meses.
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En Australia millones de personas también tienen restringido el movimiento y el lunes las tropas salieron a las calles de la mayor ciudad del país, Sídney, que entra en su sexta semana de un confinamiento que se prolongará hasta finales de agosto.
Las autoridades de la ciudad están luchando para detener la propagación de la variante delta en la ciudad, con más de 3600 casos registrados desde mediados de junio, e intentan asegurarse que los residentes cumplan el confinamiento.
Con alrededor del 15 % de los 25 millones de australianos totalmente vacunados, las autoridades siguen apostando por los confinamientos para frenar el virus.
Hospitalizaciones en Estados Unidos
El virus se propaga incluso en lugares donde los programas de vacunación han tenido éxito, como en Estados Unidos, que vive una nueva ola impulsada por la variante delta que disparó las hospitalizaciones a niveles que no se veían desde el año pasado.
El país alcanzó el lunes, con un mes de retraso, el objetivo del presidente Joe Biden de administrar al menos una dosis al 70 % de los adultos.
Este retraso, combinado con la propagación de la variante delta, mucho más contagiosa, ha provocado que el número medio de casos diarios se dispare hasta superar los 70.000.
"Estos casos se concentran en las comunidades con menores tasas de vacunación", dijo a la prensa Jeff Zients, coordinador de la Casa Blanca para la pandemia.
"Uno de cada tres casos en todo el país se ha registrado en Florida y Texas en la última semana", añadió.
La caída de las tasas de vacunación se registró en las regiones políticamente conservadoras del sur y el centro oeste, así como entre los más jóvenes o las personas con ingresos más bajos y entre las minorías raciales.
Al mismo tiempo, los estados de Estados Unidos que se quedaron atrás en sus tasas de vacunación se están poniendo al día con retraso, según los últimos datos.
Frente a la variante delta, otros países están empezando a estudiar la posibilidad de aplicar vacunas de refuerzo, que según algunas farmacéuticas podrían mejorar la inmunidad de la cepas más infecciosas del virus.
Alemania indicó el lunes que empezaría a ofrecer terceras dosis a las personas mayores y a los grupos de riesgo, citando la preocupación por "una respuesta inmunitaria reducida o en rápido declive" entre algunas personas.
También se ofrecerá una vacuna de refuerzo a quienes hayan recibido las dos dosis de AstraZeneca o la dosis única de Johnson & Johnson, según un documento publicado por el ministerio de Sanidad alemán, "en interés de la atención sanitaria preventiva".