Es imposible negar que la fiesta brava está en cuidados intensivos porque le han surgido tantos enemigos que, al parecer, se saldrán con la suya, pues cada vez son más escasas las plazas de toros.

No he podido entender la ojeriza de algunos políticos colombianos por las corridas de toros, que fueron traídas a estas tierras por los españoles hace siglos, los mismos que implantaron el idioma y la religión católica. México, Colombia, Venezuela, Ecuador y Perú vieron nacer una fuerte afición taurina.

En Bogotá, don Ignacio Sanz de Santamaría, erigió la plaza que lleva su apellido, y también creó a Mondoñedo, el hierro que junto al de Vistahermosa, son los más antiguos del país.

Un mal día a unos líderes políticos les entró la ventolera de liquidar las corridas de toros, y han tenido relativo éxito pues ya Cartagena y Medellín cerraron sus cosos. Subsisten Manizales y Cali, que con “tesón de arrecife” programan temporadas anuales e insisten en no dejar morir esa tradición que hace las delicias de los aficionados que vamos quedando.

Cali se enorgulleció por muchos años de su temporada. Como miembro que fui por largo tiempo de la empresa que regentaba la plaza de Cañaveralejo, pude ver con asombro que la boletería se agotaba en febrero para la temporada de diciembre. Los revendedores hacían su agosto, pues vendían a los turistas boletas a precios increíbles.

Hay personas que luchan por la sobrevivencia del espectáculo, como don Alberto García, cabeza de la empresa Tauroemoción que programa la temporada de Cali, y que ahora proyecta una novillada y tres corridas de postín, con excelentes carteles.

En la novillada del 26 de diciembre, erales de Juan Bernardo Caicedo para Ánderson Sánchez, Felipe Miguel Negret y Cristiano Torres, tres jóvenes dispuestos a jugarse la vida para que el público vea sus calidades y el amplio futuro que les espera aquí y en España.

El 27, con toros de Salento de mis queridos amigos Antonio José y Mauricio González, hijos del inolvidable “Tuco”, para El Fandi, el mexicano Joselito Adame y Juan de Castilla.

El 28, nuestro compatriota Luis Bolívar hará el paseíllo con Alejandro Talavante y Emilio de Justo, con astados de Vistahermosa.

Y el 29, cierre de temporada, el ídolo de la afición caleña Antonio Ferrera, en terna con Manuel Escribano y el colombiano Luis Miguel Castrillón, con encierro de Mondoñedo.

Hoy preside la junta directiva de Plaza de Toros de Cali S.A. el doctor Miguel Yusty, uno de mis amigos más apreciados, y a quien admiro por su brillante inteligencia y su amplia cultura.

Creo que en ninguno de los cargos que ha desempeñado, Miguel ha estado tan feliz como en este pues es taurófilo de alta alcurnia.

Le deseo que en esta temporada le vaya bien y que la afición responda al esfuerzo que tanto la entidad que dirige como Tauroemoción hacen en favor de la fiesta.

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Con licencia de la dirección de El País y con motivo de un viaje al exterior, que se prolongará por dos meses, esta columna no aparecerá en ese lapso.

Es la primera vez, en 47 años, que dejará de salir ‘Zona Franca’. Volveré en febrero con las pilas recargadas.

Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo para todos mis amables lectores.