Buenas, buenas. A una buena amiga en Quibdó del canciller Gilberto Murillo, ayer le dieron su nombramiento como diplomática en Nigeria, un exquisito aguinaldo. El cargo le encima tiquetes para ella y familia en primera clase, más doce mil dólares de prima de instalación. Viajarán al África lejanísima y una amiga petrista me comentó: “El Chocó también tiene derecho a las mieles diplomáticas, antes eran solo para la ‘jai bogotana’”. No le falta razón en su protesta a la amiga chocoana.

Llegan a los altos funcionarios gratos aguinaldos: vinos, turrones, panetones, caviar y anchetas surtidas. Llegan los ‘anti-aguinaldos’ como el que llegó al exembajador Armando Benedetti, debe atender en la Corte Suprema un asunto sobre Fonade. Otro anti-aguinaldo veo para dos altos exfuncionarios del expresidente Uribe: César Mauricio Velázquez y Andrés Peñate. De ese asunto, por radio comentó un penalista consagrado: “Me suena a movida del ‘anti-uribismo’”. ¿Será un refrito por unas chuzadas hace 20 años? Lo veremos.

A la influyente política boyacense Sandra Ortiz, exconsejera presidencial, le adjudican que entregó un maletín con tres mil millones de pesos al senador Iván Name. Y en líos María Alejandra Benavides, asesora de MinHacienda. Ella se defendió: “Fui engañada y usada por el ministro, él estaba al tanto de todo”. En la peluquería, dos economistas la defendieron: “Ella fue usada como gancho ciego por duchos políticos que le escondieron el veneno de los contratos”.

Llegó diciembre con sus horrores, digo, los ruidos de las ambulancias y los dueños de motos. Mejor sería la Navidad sin la obligación de los aguinaldos. En la peluquería femenina hablaron ayer de Sandra Ortiz, exasesora presidencial, Karen Manrique, parlamentaria petrista del Arauca, y María Alejandra Benavides, asesora del Ministro de Hacienda. Ellas no son noticia por haber sido virreinas de belleza o coleccionistas de mariposas exóticas, son noticia judicial porque las citaron a refutar a los ‘príncipes electoreros’ Olmedo López y Sneyder Pinilla, que las señalaron de cercanas a ‘chanchullos’.

Buenas, buenas. Aplaudamos a los que ayudan a los ancianatos como el Cottolengo que pasan muchos trabajos para darles un decente vivir a ellos, los casi olvidados. Como viene la rumba salsómana caleña, soy sensato si les digo: “Poco alcohol y nunca manejar auto con licor en el cerebro. Se merecen tres días de arresto”. No les digo: “Feliz Navidad”, es difícil, pásenla bien y colorín colorado.