“Viento del alma llévame al altar, madre tierra vuelvo al hogar”, dice la canción de nuestros ancestros, habitantes de estas tierras antes de la llegada de los españoles. “Agua vital purifícame, viento del amor quema mi temor”, también dice la canción que cité en mi columna anterior, ‘Agua’ y antes había sido en la que hablo del ‘Fuego’.
Los elementos esenciales que tenemos que cuidar son el agua, el aire, la tierra y el fuego que son los que sostienen la vida en este planeta. La contaminación del aire que respiramos, por los humos de nuestras fábricas y nuestros carros no permiten que respiremos aire puro y los niños cada día tendrán más problemas respiratorios.
Lo hacemos sin pensar y se podría decir que es lo primero que hace un recién nacido cuando llega al mundo. Nos referimos a respirar, una actividad básica y fundamental en todo ser vivo. El aire que respiramos no tiene olor ni color, pero, aunque no lo veamos, está compuesto por miles de partículas y gases diferentes que entran y salen de nuestro organismo constantemente. Hay un dicho que promulga que somos lo que comemos. Habría que añadir también que somos lo que respiramos. Y es que muchos de los problemas respiratorios que padecen algunas personas son debidos a la mala calidad del aire que nos rodea. Por eso es importante saber qué hay en al ambiente para ser conscientes de aquello que respiramos.
El aire que nos rodea, el atmosférico, está compuesto de una mezcla de gases, principalmente nitrógeno (N2), al 78%, y oxígeno (O2), al 21%. Pero también contiene un grupo de gases nobles, al 1% (argón, neón, criptón y helio), dióxido de carbono (CO2), al 0,04% y vapor de agua, al 0,97%, aunque este varía constantemente. Este conjunto conforma el aire tal y como lo conocemos.
Sin embargo, el aire que respiramos también contiene otro conjunto de elementos, la mayoría fruto de la actividad humana, que son contaminantes y que se concentran en las grandes urbes, ciudades como México D.F. es una de las que tiene más carga de partículas pesadas que terminan en los pulmones de todos los seres que respiramos, no importa la clase social a la que pertenezcamos. Bogotá y Medellín no se quedan atrás, afortunadamente Cali por su situación geográfica y los vientos que soplan del Pacífico ayudan a que no seamos una ciudad con tanta contaminación en nuestra atmosfera.
De lo que sí no podemos estar orgullosos en nuestra ciudad, es de lo que hacemos con nuestros ríos cuando entran al casco urbano salen contaminados y ni se diga nuestro río tutelar, el majestuoso río Cauca, que bordea la ciudad y recoge una gran carga contaminante de nuestra actividad, me refiero a la humana.
Me gustaría mucho que este nuevo gobierno municipal en cabeza de Alejandro Eder, y de la mano de las autoridades ambientales y la sociedad civil de verdad, trabajemos en un proyecto para buscar soluciones y devolverle la vida a nuestros ríos y quebradas de nuestra sucursal.