Hay temas que afectan a todos y por su importancia, la discusión debería hacerse con hechos y datos. Que los datos, obtenidos de la forma más objetiva posible y corroborados por múltiples fuentes, se usen para hacer un aporte válido a las iniciativas cuyos resultados puedan ser medibles y comprobables.

Es lamentable, que aún en temas de interés universal, prevalezca un enfoque ideológico abstracto, basado en lecturas y teorías revaluadas, con propuestas comprobadamente erróneas, que sirven solo para generar desesperación al presentar la visión catastrófica de “el capital, llevando al fin de la humanidad”.

Hay que empezar por reconocer que un altísimo porcentaje de quienes se ocupan del cambio climático, han comprobado que si es inducido por la actividad humana y que eventualmente puede llevar a catástrofes, generando muerte y sufrimiento sobre todo en las regiones más pobres.
Para contribuir a una discusión racional, aporto aquí algunos números extraídos de las fuentes más confiables.

51 billones de toneladas de gases efecto invernadero, es lo que recibe la atmósfera.

Cero es el efecto neto al que se debe llegar. No quiere decir cero emisiones, sino que se deben llevar las emisiones a un número similar al de las captaciones.

28 años es el plazo que hay para lograrlo, siendo éste un número muy controvertido.

1,5 grados es lo que aumentaría la temperatura, generando subidas en el nivel del mar con extensas inundaciones en regiones costeras bajas.

1,7 trillones de dólares o 2% del PIB mundial (2020), es lo que el mundo tiene que invertir en nuevas tecnologías, baterías más eficientes, sistemas de captación, energías renovables, y producción de hidrógeno líquido.

3% de los 57 trillones que se tienen ahorrados en los fondos de pensiones del mundo es lo que este gasto implica, lo que lleva a preguntarse el sentido de acumular recursos para pensionarse en un mundo cada vez más invivible.

14% del PIB mundial fue lo que los gobiernos gastaron para enfrentar la pandemia y sus consecuencias económicas. El 14% de esa suma no parece mucho para “salvar el planeta”. Y en realidad lo que se salva es nuestra existencia. Yuval Noah sugiere que al planeta no le importa si esta especie, escasa en ‘sapiens’, se agrega a la lista de extinciones.

½ trillón es lo que los gobiernos gastan anualmente en subsidios a las industrias fósiles.

2,4% del PIB mundial es el costo anual de la comida que se pierde, lo que indica que con solo mejorar la logística de la cadena alimentaria, se tendrían los recursos.

Esos números bien entendidos permiten tener una visión optimista, ya que hay el capital, que combinado con libertad para la inventiva y la creatividad, podrá generar las soluciones. Esto se dará en una economía de mercado que dirige los recursos a las propuestas más costoeficientes y no en una economía estatista y centralizada, en la que un sabidillo omnipotente, le dicta a ‘su pueblo’ lo que hay que hacer. Maersk y los daneses están convirtiendo sus buques, que representan el 20% del transporte marítimo mundial, a hidrógeno líquido, producido con energía de turbinas eólicas en altamar. Un ejemplo de las miles ideas que nos llevaran a ‘net 0’.