Después de la Batalla de El Palo, el siguiente año de 1816 fue aciago para los republicanos. El brigadier Juan Sámano se fortificó en El Tambo, población cercana de Popayán. En plena Reconquista española, el pacificador don Pablo Morillo ya había tomado Cartagena y el general La Torre se tomaba Santafé, obligando al Congreso y al presidente José Fernández Madrid a salir en huida rumbo a Popayán, único sitio libre de la República a donde llegó el día 7 de junio junto con algunos pocos de su guardia personal, los cuales fueron incorporados al ejército de Cabal.

Luego del sitio de la Ciudad Heroica y de la toma de Santafé, Morillo desplazó sus fuerzas por todo el territorio nacional. Envió a su lugarteniente Francisco Warletta hacia el Valle del Cauca, territorio de las Ciudades Confederadas que tanta brega le habían dado a las tropas españolas desde el comienzo de las gestas bélicas en 1811. Un rastro de sangre fue la huella que dejó por donde pasaba, hasta cuando llegó a Llanogrande, la actual Palmira, ciudad que le indicó el lugar desde donde habían partido las tropas libertadoras de las Ciudades Confederadas del Valle del Cauca, para darle combate a las tropas realistas.

Una vez terminada la contienda de El Palo, José María Cabal no quiso perseguir a Vidaurrázaga más allá de El Tambo hacia el Patía conocedor de la logística tan difícil en esa región ya suficientemente experimentada por él y propuso a cambio replegarse en guerrilla en todo el valle geográfico del río Cauca y esperar allí la Reconquista española, propuesta que no le fue acogida. Cabal viendo el descontento que reinaba entre soldados y oficiales, sin dudarlo renunció al mando.

Al renunciar Cabal, el presidente Fernández Madrid fue reemplazado por el general Custodio García Rovira y el general José María Cabal, por el coronel Liborio Mejía, el cual con un ejército de 700 hombres y de manera atropellada e inexperta atacó el 27 de junio a Sámano en La Cuchilla del Tambo, donde sufrió una impresionante derrota, ratificando la premonición y recomendación de Cabal que tercamente no quisieron considerar.

El Tambo era un sitio estratégico que guardaba el acceso al valle del Patía. Por ser un corredor vital para entrar y salir de él se convirtió en el portal donde se dio la última batalla de la Primera República. Las tropas patriotas del coronel Mejía atacaron a los realistas de Sámano ascendiendo directamente por la suave loma que parte desde el poblado, hacia la cuchilla y que incrementa la inclinación de la pendiente a medio camino hacia la cumbre. Allí en la subida, el ejército patriota del Sur combatió en posición desfavorable contra un enemigo que dominaba las alturas, estaba sólidamente atrincherado y lo sobrepasaba en proporción de 3 a 1.

Al principio los patriotas se lanzaron con gran ímpetu contra los emplazamientos fortificados, pero pronto empezaron a sufrir muchas bajas. Al final con cada unidad luchando por su cuenta para sobrevivir, fueron completamente rodeados y los estrecharon hasta hacerlos rendir. Los patriotas perdieron casi la mitad de sus fuerzas y la otra mitad fue capturada. Debido a la precipitud para pasar a la ofensiva, había caído todo el ejército del Sur.

Los patriotas perdieron 668 hombres: 280 muertos, 78 heridos y 310 prisioneros. De estos últimos muchos fueron fusilados poco después en un festival de ejecuciones. Del campo de batalla escapó Liborio Mejía y su estado mayor, quienes evacuaron con pocos hombres y cruzaron la Cordillera Central por el páramo de Guanacas, para salir hacia La Plata. Allí con sus restos Liborio Mejía lucharía un último y desesperado combate. Cae prisionero para ser fusilado en Santafé.