En la última semana de noviembre, en el Concejo de Cali se tomarán dos decisiones importantes que tienen que ver con los recursos públicos de los caleños: la aprobación del presupuesto de rentas y gastos de la ciudad para el año 2022, que será un 27% mayor que el del año 2021, y la elección del nuevo contralor general de la ciudad, en quien recae la responsabilidad de vigilar que ese presupuesto se gaste bien. Esta última decisión es fundamental, si se tiene en cuenta que el Contralor tiene como deber revisar las cuentas y auditar el gasto que se hará en el siguiente año de los cuatro y medio billones de pesos que conformarán el presupuesto de la Alcaldía y de sus entidades adscritas.
El proceso de selección del contralor en Cali empezó en agosto de este año, cuando la mesa directiva del Concejo abrió la convocatoria para el periodo 2022-2025 y determinó que el proceso de 21 pasos lo llevaría a cabo la Universidad del Valle en conjunto con el Cabildo. Sin duda una convocatoria atractiva, si se considera que es un cargo que devenga un salario igual al del alcalde, es decir, $16.446.934 y, además, dispone de cerca de 25 mil millones de pesos de presupuesto para hacer su labor cada año.
Para llegar a la terna actual de candidatos que irán a ser evaluados por la plenaria del Concejo y de la cual saldrá el próximo contralor, que además le hará control fiscal a este alcalde en sus dos últimos años y al próximo alcalde en sus primeros dos, se hizo un proceso público donde se postularon más de 30 ciudadanos. Todos fueron sometidos a una revisión del cumplimiento de los requisitos fundamentales de ley; posteriormente hicieron un examen de conocimientos; también una valoración de la experiencia y formación académica de cada candidato y candidata y finalmente una revisión de integridad por parte del Departamento de la Función Pública y del Área Jurídica del Concejo.
La terna, dentro de la que se destaca el ex personero de Cali Héctor Hugo Montoya, llegará entonces a la plenaria del Concejo donde deberán exponer su plan de acción de la entidad. Finalmente se hará la votación para elegir al que, esperamos, sea la mejor opción para Cali.
Esta es una decisión trascendental porque de la diligencia, experiencia e independencia del próximo contralor dependerá que se haga un control riguroso al gasto del alcalde y su gobierno en procura de los mejores intereses ciudadanos.
Lo peor que le podría ocurrir a Cali en estos momentos es que el próximo contralor distrital no genere confianza o se quede corto para cumplir sus funciones de forma efectiva y eficiente.
Ya vimos cómo a Emcali tocó llevarla a un control excepcional de la Contraloría General de la República, en Bogotá, porque la Contraloría en Cali se quedó corta para evaluar irregularidades como la contratación para rehabilitación de la malla vial; el gasto en el alumbrado navideño de 2020; y el contrato en el que hay un contratista involucrado que presentó documentación falsa.
Desde la sociedad civil debemos ponerle la lupa al Concejo esta semana porque se decide el presupuesto de gastos e inversión y se nombra al Contralor responsable de vigilarlo, en su manejo y ejecución, Es la plata de todos y no podemos permitir que los recursos para la seguridad, para la juventud, para la política social y para la reactivación de la ciudad se queden sin una vigilancia que nos dé tranquilidad. El nuevo contralor de Cali nos tiene que importar a todos.