Cuando una empresa va a desarrollar un producto para incursionar en un mercado, de las primeras actividades que realiza es un diagnóstico claro de las necesidades del cliente. Basado en este estudio de mercado, se diseña un producto cuyas características estén alineadas con los hallazgos de la mayoría de los clientes potenciales. Se identifica claramente la demanda a satisfacer.

Una vez diseñado el producto, se entra a validar que efectivamente cumpla con las expectativas planteadas y posteriormente se hace todo el desarrollo de marca y empaque. Se construye una marca y una campaña de mercadeo que busca posicionar el producto, que ya se sabe que es bueno, en el imaginario del consumidor.

El orden de este proceso es sumamente importante. El éxito de un producto radica en esto. De no ser así, por más creativa que sea una campaña, aunque logre grandes ventas iniciales, si el producto no es bueno, no se va a tener repetición en la compra. Por lo tanto, el producto fracasará en el mediano plazo.

Las campañas políticas son en el fondo estrategias de mercadeo de productos de consumo masivo. Sin embargo, esta evidente similitud a veces se le olvida a los estrategas y ciudadanos. Se enfocan en el empaque, la marca, los colores, el mensaje y muchas dejan a un lado el producto. El candidato es el producto.

Ya inició la campaña electoral para la alcaldía de Cali. A la fecha se cuentan más de 30 candidatos. Los hay de todos los talentes. Algunos conocidos, otros totalmente nuevos para el electorado, y otros que quieren aparentar que son ‘nuevos’ y que no tienen atrás a los de siempre. Hay candidatos estructurados y otros simplemente con una promesa populista e inalcanzable.

Pero más allá de esa gran diversidad la pregunta que hoy nos debemos hacer es ¿cuál es el gerente que necesita Cali? No cuál es el mejor candidato o el del empaque más bonito.

Me atrevería a pensar en tres características que debe tener la persona que pretenda ser Alcalde de Cali. Primero, alguien capaz de dialogar con el opuesto y construir unión en medio de la diversidad. El nuevo alcalde recibirá una ciudad que ha sido manipulada para acrecentar la división de clases y de razas. Cali es hoy una ciudad fragmentada.

Segundo, alguien con experiencia probada en el manejo de los recursos públicos. Que haya demostrado capacidad de gestión, ejecución y sobre todo honradez. Pues va a recibir una ciudad sobre endeudada y con grandes problemas que requieren creatividad y gestión para lograr una solución.

Tercero, una persona conocedora de la problemática de la ciudad desde lo técnico. Que haya recorrido las calles de Cali, discutido los problemas con los ciudadanos y con los expertos capaces de traer soluciones. Que tenga en su cabeza las posibles soluciones a la ciudad como un todo.

Debe conocer, entender y priorizar los problemas, pero tener también la capacidad de ejecutar su solución. A este le entregaran una infraestructura destruida, unos proyectos en ejecución improvisados y la necesidad de poner a Cali de nuevo en la órbita nacional.

Seguramente hay muchas más características que deba tener nuestro próximo alcalde, pero con estas me conformo. En estos momentos debemos pensar en el producto, después habrá tiempo para el empaque. No hagamos las cosas al revés. Podemos terminar con un empaque lleno de aire. Ya esa historia la hemos vivido. Primero el producto y después el empaque.