No culpo a Cristóbal Colón por equivocarse y creer que había llegado a la India cuando descubrió las Américas. El clima, la vegetación, las frutas y la gente parecen el otro lado de la misma moneda. En Navdanya, que significa nuevos cultivos, el proyecto de 10 hectáreas que dirige Vandana Shiva en Dehradum, India, tienen mucho de lo nuestro, es una zona de caña de azúcar, el olor de la panela y de postre nísperos en almíbar.

El programa Navdanya es el estudio y el mantenimiento de la biodiversidad, es una universidad de semillas, un colegio internacional para la vida sostenible, donde asisten estudiantes de todo el mundo, hacen cursos teóricos prácticos de la preservación, distribución de las semillas autóctonas, los cultivos sin pesticidas y con abonos orgánicos preparados en el mismo sitio. Entre ellos está la moringa, el trigo, muchas variedades de arroz, plantas medicinales, jengibre, cúrcuma, frutales como el mango, el níspero, la poma rosa, diferentes tipos de ají indispensable para el curry y un sinfín de tubérculos. El proyecto apoya a los agricultores a rescatar y conservar las variedades locales en peligro de extinción por el uso de variedades genéticamente modificadas.

Entre sus logros está la creación de 34 bancos de semillas comunitarios en toda la India y la distribución gratuita a agricultores interesados. También ha contribuido a la conservación de más de 2000 variedades de arroz, como nosotros el principal alimento de la canasta familiar.

Vandana Shiva es quizá la mujer más importante del movimiento eco-feminista, libra una batalla contra los pesticidas, específicamente el glifosato, un producto cancerígeno y que utiliza Colombia irresponsablemente en la erradicación de la coca envenenando las tierras y al campesinado.

Esta vez, el motivo de la reunión en Navdanya no fue la preservación de las semillas, ni la lucha contra los laboratorios envenenadores; fue la reunión de las mujeres por la diversidad para redactar el manifiesto de este siglo, que a diferencia de la plataforma de acción de Beijing incluyó temas de salud, alimentación, cultivos, eco-aldeas lideradas por mujeres, casas gratis y economías del regalo, de la ética del cuidado y ante todo que la palabra economía no se refiere a dinero, sino a vivienda, a la casa, a un cobijo, quizá lo mas importante para la sobrevivencia humana y alrededor de lo cual gira la comida sana, las semillas, los cultivos, los árboles y nuestra madre naturaleza.

En ese espacio mágico con un clima como el nuestro de sol y brisa, en el valle del Río Ganges, donde nacieron las primeras civilizaciones fluviales y como fondo esas montañas que caracterizan a El Asia, las Himalayas se reunieron más de 100 mujeres de 80 países a trabajar por cuatro días en este importante manifiesto, y luego sembrar el jardín de la esperanza con especies nativas como recuerdo del nacimiento de esta propuesta de las mujeres para cambiar el mundo.