La campaña electoral de Estados Unidos ha puesto a comparar a muchos lo sucedido allí con una eventual candidatura de Maurice Armitage, el empresario y alcalde de Cali 2016-2019. El tema no me parece tan folclórico, como algunos quieren verlo, sobre todo por el deterioro en la calidad de nuestra clase política y la corrupción como protagonista de la administración pública. El otro aspecto es la necesidad que tiene el Valle de volver a tener presencia nacional fuerte.
Somos tan duros con nuestros mejores hombres, que figuras como Carlos Holguín o Rodrigo Lloreda no merecieron el respaldo masivo de la vallecaucanidad. No dudo que hubieran sido grandes presidentes de Colombia. Pero tenemos tantos prejuicios a la hora de evaluar a los nuestros que los descalificamos por sus apellidos, patrimonio, color, preparación académica (mucha o poca) y al final ninguno pasa la dura barrera. Apoyamos, en cambio, con alta votación un exguerrillero, nacido en Ciénaga de Oro, criado en Zipaquirá, cuya trayectoria ha sido entre la clandestinidad y la oposición, por lo cual cuando llegó al poder no tenía la más remota idea de administración pública convirtiendo su presidencia en un fiasco de ineptitud y corrupción. Y el Valle fue clave en la elección de Petro. Así somos.
Volvamos a la comparación con USA. ¿Está muy mayor Maurice, quien ve con interés su presencia nacional, para evaluar si se lanza cuando ‘la piscina esté más caliente’? Biden tiene 81 años, Trump tiene 78, y exactamente por un año y un día, es mayor Armitage con 79 años.
Trump llegó a la presidencia de EE.UU. con varios ‘récords’: nunca había ocupado cargos públicos, jamás prestó servicio militar y se considera ha sido la persona con mayor riqueza al asumir ese cargo. Duro con los refugiados e inmigrantes; negacionista del calentamiento global causado por el hombre, minimizó la pandemia de manera peligrosa.
Se caracteriza por su prepotencia; el fin justifica sus medios y sus evasiones de impuestos y bancarrotas ha dejado a muchos afectados.
Biden, con evidente deterioro de salud, fue el senador casi vitalicio de Delaware, vicepresidente de Obama y reconocido por la ley de violencia contra la mujer, ha luchado por empoderar la clase media; ha impulsado la salud universal, especialmente para grupos vulnerables. Apoya el matrimonio entre personas del mismo sexo. Evidentemente, Biden, católico, tiene un pensamiento más social, mientras Trump representa la derecha radical.
Volvamos a Armitage. No tiene Trump Tower, no se quebró con el Taj Majal, pero con Sidoc, cementera e ingenio, se ha convertido en uno de los empresarios más destacados de la región. Se ha quebrado; como banquero fui testigo de sus afugias, pero también cómo daba la cara y honraba sus compromisos. Tiene un pensamiento social valiente que debe pulir. Yo reemplazaría el acceso de los trabajadores a la propiedad de las empresas, por incentivos a los trabajadores de acuerdo con los incrementos de productividad y rentabilidad, certificados por el revisor fiscal. Yo le propondría que la clave no es que cada trabajador colombiano tenga un ingreso mucho mayor, sino que diseñemos fórmulas para que más colombianos tengan acceso al empleo. Pero que estos temas sean propuestos por un empresario poderoso, me hace pensar que estamos frente a un ‘outsider’ de la política que debemos evaluar y tomar en serio.
No quisiera que esta fuera la oportunidad para un candidato de izquierda que salga del empresariado, sino la de un empresario que reivindique el compromiso social que ha tenido el Valle del Cauca de manera ejemplar, pero que, por el bajo perfil y una increíble vergüenza en las comunicaciones, está en mora de convertirse en un ejemplo de reconciliación nacional.