En este recurrente tema se ha pensado a fondo desde la antigüedad: Nada en exceso, Oráculo de Delfos (s. IV a. E C.), Just milieu, San Luis (1214-1270), la solución más simple es probablemente la correcta, y la pluralidad no se debe postular sin necesidad, William of Ockham (c.1280–1349), prescindo de lo superfluo y me quedo con lo esencial, Johannes Kepler (1571-1630), las cosas sencillas, para que sean realmente útiles, deben prescindir de todo lo superfluo, Robert Boyle (1637-1691), todo exceso resulta insignificante, Príncipe de Talleyrand (1754-1838), lo bueno si breve dos veces bueno, Baltazar Gracián (1601-1658), pretender ser original es un defecto, Alain Chauvilliers (1884-1953), se debe hacer todo tan sencillo como sea posible, pero no más sencillo, Albert Einstein (1879-1955), La Beaute: une simplification, Natalie Clifford Barney (1876-1972), Less is more, Ludwig Mies van der Rohe (1886-1969), Keep It Simple, Stupid, “Kelly” Johnson (1910-1990), de nada mucho, sintetizaba el papá del arquitecto Carlos Campuzano, y por eso no se agregan más citas, que por supuesto las hay muchas más.
En ‘La vida es simple’, 2021, Johnjoe Mcfadden recuerda que en la Italia del periodo llamado de la “vía moderna” circulaba la afirmación, atribuida falsamente a Aristóteles, de que “la multiplicación de las causas es inútil cuando basta con unas pocas” (p. 162) y que Shakespeare decía que “la brevedad es el alma del ingenio”; pero también es el sello de la sencillez, remata Mcfadden (p. 322). Y el desarrollo del libro es sobre “La navaja de Occam y la nueva historia de la ciencia y el universo” insistiendo en el tema de lo sencillo basándose en Ockham al que prefiere llamar Occam, una de las variaciones de su nombre, donde afirma que: “La navaja de Occam no prefiere las teorías sencillas porque estas sean más elegantes, aunque a menudo lo son, ni porque sean más fáciles de entender, que normalmente lo serán, ni porque establezcan menos hipótesis, que normalmente las establecen, sino porque tiene más probabilidades de ser ciertas [y que por lo demás] Occam afirmaba que había una gran diferencia entre la ciencia y la religión, pues la primera se basa en la razón y la segunda en la fe.” (pp. 316 y 317).
Lo poco agrada y lo mucho enfada, dicen en España, y de eso tan bueno no dan tanto, se concluyó en Colombia. Lo sencillo es lo que no ofrece dificultad, que no tiene artificio, que carece de ostentación y adorno (DLE) pero lamentablemente no todas las personas son capaces de apreciar la sencillez, y cuando uno es sencillo corre el riesgo de ser tomado por tonto, dice Mario Benedetti (1920-2009). Pero infortunadamente el caso es que muchas personas creen, que no piensan, que complicando las cosas las hacen más interesantes o bellas, lo que no pasa de enredarlas, dificultarlas, o confundirlas (DLE) incluso a los poemas. Y está horror al vacío, a lo limpio, a la soledad, al silencio; a lo blanco, lo sencillo, lo liso, lo recto, lo equilibrado, lo vertical, lo horizontal, lo continuo... Lo razonable, lo sencillo, lo económico, lo eficiente se desprecia pues no es propicio al serrucho y no se puede inaugurar, pasando por alto que el espacio urbano público debe ser sencillo, ordenado, limpio y para todos, como lo son los andenes anchos, continuos, sencillos, llanos, arborizados y sin obstáculos.