La envidia se define como un sentimiento negativo y doloroso que surge cuando una persona desea tener algo que otra posee, ya sea una cualidad, un objeto o una experiencia, y siente angustia por no tenerlo. Desde el punto de vista psicológico, hay diversas teorías del comportamiento que tratan de explicar el origen de la envidia, pero ninguna logra explicar de manera completa este pecado capital, tan prevalente como la soberbia, la avaricia, la lujuria, la ira, la pereza o la gula.
Es en la crianza cuando empieza a gestarse la envidia, pues padres envidiosos (inseguros) generan hijos envidiosos. La seguridad básica se ve muy comprometida cuando el niño desde muy pequeño no recibe un afecto verdadero o el reconocimiento sincero de sus cualidades. Los padres que tienen favoritismos con sus hijos o los ponen a competir entre ellos, también generan una inseguridad que lleva a envidiar a sus propios hermanos y causa daño tanto al favorecido como al rechazado. Por otro lado, una disciplina basada en el castigo y no en la comprensión, lleva al resentimiento y a una percepción de desigualdad.
En la orilla opuesta, donde no cabe la envidia, están los padres que son cariñosos y saben poner límites, que generan hijos cariñosos y seguros de sí mismos.
La envidia puede manifestarse de diferentes formas en las relaciones interpersonales. Algunos ejemplos de envidiosos incluyen al:
*Rencoroso que siente un profundo dolor por lo ajeno, tipificado por el resentimiento.
*Ex cónyuge tóxico-amargado que le desea el sufrimiento o el fracaso a su expareja exitosa, así ello signifique sufrimiento para sus propios hijos.
* Hipócrita. La mayoría de las manifestaciones de la envidia ocurren de manera disimulada. Son inconfesables. Rara vez se expresan de manera abierta porque pocos quieren quedar al desnudo mostrando una condición humana deplorable que pone de manifiesto fragilidad, pobre autoestima o amargura.
Pero allí está, inmutable, como una fuente inagotable de comparación dolorosa que lleva a la insatisfacción y victimización para quien la sufre, y de hostilidad e irritabilidad para quien la recibe.
*Despectivo, quien critica todo lo que hacen los otros. En consecuencia, no desperdicia la menor oportunidad para desprestigiar, señalar y magnificar el defecto o el error de los demás.
*Ambicioso-competitivo en extremo, cuya envidia lo lleva a la autodestrucción.
*Saboteador de los logros o éxitos de la persona envidiada.
*Sarcástico-negativo-resentido que no le reconoce méritos, éxito o logros a nadie y rara vez reconoce que el éxito de alguien está relacionado con la excelencia o la disciplina de esa persona.
Estas manifestaciones conducen invariablemente a un deterioro en la calidad de las relaciones interpersonales y a la tensión entre las personas involucradas.
Si bien a través de la intriga algunas personas logran alcanzar algunas de sus mezquinas metas de forma temporal, el fracaso o la insatisfacción en lo personal, es en la inmensa mayoría de las veces el destino del envidioso. Éste termina finalmente acorralado por la enfermedad, la infelicidad, el malestar emocional y el distanciamiento de las personas.