Para Sócrates nada enseña, solo los hombres en la ciudad. En ellas se da una división social: filósofos-gobernantes, guardianes-guerreros y trabajadores-productores, pensaba Platón. Para Aristóteles es la asociación de familias para una vida perfecta y autosuficiente, feliz y bella. Para Séneca las ciudades están a medio camino de ser terminadas cuando se han comenzado bien. Y, como dijo Cicerón, donde quiera que se esté bien, allí está la patria. Por eso para Marco Aurelio, lo que no es bueno para la colmena [la ciudad], no puede serlo para las abejas [los ciudadanos]. De la función, construcción y forma, más emplazamiento, escribió Vitruvius.
La ciudad es como una casa grande, y la casa una pequeña ciudad, ya lo entendió Leon Battista Alberti. Y como dice José Ortega y Gasset, no es primordialmente un conjunto de casas habitables, sino un espacio para funciones públicas. Es el escenario de la cultura, y, con el idioma, la obra de arte más grande del hombre, prohíja el arte y es arte, anotó Lewis Mumford. Atrae personas inteligentes y permite que colaboren entre sí, señala Edward Glaeser. Para Ben Wilson es el mayor invento de la humanidad. Y, concluye Yuval Noa? Harari, cualquier cooperación humana a gran escala en un Estado moderno, parte de la imaginación colectiva.
Para Italo Calvino las ciudades no son “invisibles”, muestran su pasado en sus calles; son un conjunto de muchas cosas: memorias, deseos, lenguajes; son lugares de trueque, como explican los libros de historia, pero estos trueques no lo son solo de mercancías, son también trueques de palabras, deseos y recuerdos. Para Fernando Savater, las ciudades y los escritores nos sumergen en la cultura de distintos países y rastrean los rincones célebres y secretos que han servido de escenario o inspiración a los autores que han marcado la historia de la literatura universal. Tanto los personajes del Quijote como Cervantes están presentes en cada uno de los rincones de Ciudad Real.
F. Ll. Wright pensaba para una ciudad más natural, más espaciosidad, luminosidad, apertura y amplitud. Walter Gropius era urbanista además de arquitecto. Para Le Corbusier son bloques de apartamentos en espacios ajardinados. El “menos es más” de Mies van der Rohe aplica a las ciudades. Lo superfluo se vuelve feo con el tiempo dijo Alvar Aalto. Para Josep Lluís Sert son la síntesis del paisajismo, planificación y arquitectura. Fernando Távora reinterpretó el tejido urbano original. Eduardo Souto de Moura pensaba que para ciudades sostenibles basta dejar las tonterías. Como dijo José Antonio Coderch las pequeñas crecían como plantas.
Luis Barragán pensaba que la arquitectura debe respetar los valores culturales y las tradiciones de cada lugar. Salmona ya concebía desde su inicio sus edificios y conjuntos como un hecho urbano, no apenas arquitectónico. Uno construye una ciudad propia con sus recuerdos, recordaba Germán Téllez. Para Silvia Arango la ciudad es una construcción que se debe, en buena medida, a la conciencia que los arquitectos tengan de ella. En Colombia ya hay desde finales del Siglo XX los que hacen una arquitectura regenerativa a partir del entorno urbano y lo que hay en cada lote, y ya existe un premio a la intervención en lo ya construido.