A los ancianos de la tribu, y que tengan buena memoria, el nombre de Ciudad Esmeralda les puede recordar la mítica ciudad donde vivía el mago de Oz, o los colombianos pueden pensar en Muzo o Coscuez con sus grandes minas de esmeraldas, pero si hay una ciudad que tiene bien merecido ese nombre es Seattle, en la esquina noroccidental de los Estados Unidos.

El nombre se lo han puesto por el exuberante verdor que tiene; vista desde el avión, en el centro se destacan modernos rascacielos, pero es resto no parece una urbe edificada en cuya área metropolitana viven cerca de 4,5 millones de personas, sino un enorme parque, bañado por el mar y majestuosos lagos.

No es una ilusión óptica, pues gracias a su clima templado y lluvioso, la ciudad cuenta con una abundante vegetación durante la mayor parte del año, con cerca de 30 km² de parques urbanos y alrededor de 4,4 millones árboles que ocupan el 28% de la superficie de la ciudad. Es común encontrar en los jardines de las casas árboles de 20 y 30 metros de altura. Para tener una idea de que significan tantos árboles basta recordar que Bogotá tiene solo 1,5 millones y Cali menos de 1 millón.

El otro aspecto llamativo de Seattle es un sistema de transporte público eficiente y moderno, diseñado para facilitar el desplazamiento en la ciudad y en los suburbios. Tiene buses (todos eléctricos), tranvía, un tren ligero y un tren de cercanías, con tarifas accesibles y superpuntual. En una app en los celulares se puede saber a qué hora exacta va a pasar el bus o el tren por cada estación, y avisan si está demorado. Además, un sistema de patinetas y bicicletas eléctricas que se pueden tomar y dejar en cualquier parte de la ciudad.

Pero Seattle no solo es una ciudad agradable para vivir. Es toda una potencia económica. El PIB de su área metropolitana es de USD 500.000 millones (1 vez y media el de Colombia), impulsado por algunas de las compañías tecnológicas más grandes del mundo, como Amazon y Microsoft, y la mayor empresa aeroespacial de EUA, la Boeing, que generan cientos de miles de empleos. Complementan el ecosistema económico centenares de emprendimientos tecnológicos y centros de investigación en áreas como biotecnología y salud.

No es casualidad que se den las dos cosas. Seattle es una ciudad donde la innovación la modernidad y la tecnología se combinan con la naturaleza y la calidad de vida, lo que atrae a miles de profesionales jóvenes y talentosos, que además encuentran una cultura diversa y progresista. Por algo Jeff Bezos y Bill Gates la escogieron para ser la sede de sus exitosas empresas.

Acá no es primero ni el huevo ni la gallina, sino un círculo virtuoso de desarrollo. Como dice E. Glaeser en su libro El triunfo de la ciudad, para prosperar las ciudades deben tener una población bien educada y atraer brillantes emprendedores, cuál requiere que ofrezcan una buena calidad de vida y bienes públicos abundantes.

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Adenda: El Banco de la Reserva Federal de EUA bajó 50 puntos básicos su tasa de interés que ahora quedó 2% por encima de la inflación de allá. Para una movida similar el Banco de la República debería bajar su tasa 100 pb, y aun así quedaría 4% por encima de la inflación de acá.