Como el mundo femenino acierta más que el masculino, fui a cenar antenoche con tres periodistas mujeres a la pizzería Primmy en Bogotá. Me pidieron opinar y les dije: “Vivimos en un país exótico, digamos un país extravagante donde suceden hechos extravagantes”. Y lancé el ejemplo: se firmó con mucho ruido en radio, prensa y televisión un ‘Cese al fuego y al conflicto entre el Estado y el Ejército de Liberación Nacional’. Lo exótico de ese acuerdo es que no obliga a esos guerrillos a abandonar los secuestros y la extorsión.

Mi pareja Lulita Arango que evita saber de la violencia guerrillera, me preguntó: ¿Y al hacendado que no quiso pagar o no ha podido pagar el secuestro, que le haría esa guerrilla? Fijo que no lo mandan a Miami. ¿Qué le pasaría al secuestrado que no paga rescate? Opinen, mójense. Punto.

Silvio Berlusconi creó 89 fábricas para que Italia fuera potencia exportadora. Un grande fue Silvio Berlusconi, aparte de ser hijo de su esfuerzo, este italiano fue alegre, jodedor, simpatiquísimo y exitoso. El fútbol y la televisión italiana ganaron mucho escuchando al talentoso Berlusconi.

Aquí la ministra de los petróleos sigue luchando para que su jefe, su presidente Petro, gane un Premio Nobel o de pronto para Piedad Córdoba, Pablo Catatumbo o Alexánder López, hoy super presidente del Senado. Punto.

El locuaz Mancuso, extraditado por el teso presidente Uribe amenaza contar si Kennedy fue matado por un marido celoso o por el tenebroso grupo racista Ku Klux Klan de Misisipi, USA.

Siguen con el cuento asustador del ‘Golpe blando’. ¿Y el golpe duro cuando llegaría? Esa trama se llama ‘victimismo’ que sirve para maniobras electorales y hacerse ‘muy perseguidos’. Punto.

Gustavo Petro viaja a Berlín esta semana, el Canciller Leyva a Noruega y la alcaldesa de Bogotá está en Chicago. Gobierno que viaja se broncea y descansa. Solo a la vice Francia le censuran viajar por “odio racista”, eso dicen sus camaradas y jefes petristas.

Buenas buenas, bienvenida Letizia Ortiz, usted, como nosotros, hija de la clase media española tiene mil méritos. Muy afortunado ese príncipe Borbón al encontrarse en la vida con una vieja bacanísima y periodista demócrata como Letizia. El hombre se salvó de casarse, o lo casaran, con una aburridísima princesa noruega. Sobria su visita, nada de lujos, un abrazo a Letizia y colorín colorao.