Poco se ha dicho del verdadero Cristóbal Colón, pues así lo quería él, dejando a su paso el misterio del origen de la leyenda en que se convertiría. Un origen que ha sido debatido entre gallego, catalán, genovés, incluso portugués, danés y alemán.
La conclusión a la que han llegado los científicos es que por su ADN era judío. Judío sefardita, valenciano, del Mediterráneo occidental y del levante peninsular. La investigación fue adelantada por el forense José Antonio Lorente, y sostenida por el investigador Francesc Albardaner.
Para Albardaner cómo lo argumenta en el documental ‘Colón ADN’ de la Rtve, el descubridor de América venía de una familia de judeoconversos valenciana dedicada al comercio de la seda, profesión tradicional de judíos en Valencia. Hasta ahora, los indicios más veraces eran que el descubridor había nacido en Génova, en una familia de “cristianos nuevos”, es decir, judíos conversos, que huyeron de España.
Al igual, Colón ofreció sus servicios antes que a los Reyes Católicos, al rey de Portugal, país que había servido de refugio para los judíos españoles que huían de la hostilidad en la que vivían. Colón, esperó al 3 de agosto de 1492 para salir del puerto de Palos de Moguer, a pesar de que todo estaba preparado para el día 2. Pero es que este día era el ‘9 del mes de Ab’ en el calendario judío, día de ayuno, que conmemora la destrucción de los templos de Jerusalén. Por estos terribles sucesos el pueblo hebreo lo considera un día de mal agüero.
El descubridor no era ni catalán, ni gallego, ni portugués, ni italiano. Su origen estuvo encubierto, pues era natural en la época ocultar el origen judío, dada la ‘Santa Inquisición’ que persiguió a los judíos españoles y portugueses, entre otros.
Para el descubrimiento, fue necesario el apoyo de banqueros judeoconversos, como Luis de Santángel y Gabriel Sánchez, figuras claves en la financiación inicial de la campaña descubridora, que transformó al mundo tal y como se conocía. Colón dijo ser siervo del mismo Señor de David. Y, soñó en ‘liberar’ la Tierra Santa, en especial, Jerusalén de los musulmanes, una idea común en la época, para acelerar la llegada del añorado Mesías. Para el primer viaje, se llevó un traductor, Luis de Torres, judío recién converso al catolicismo. Se esperaba que hablara en hebreo o arameo o en mozárabe con las “tribus perdidas”, es decir, para ellos, los nativos americanos.
Colón era entonces hijo del pueblo de Israel. Y no fue un genocida, solo descubrió un ‘Nuevo Mundo’ que sería conquistado y transformado en América, en honor al sí italiano, Americo Vespucci. Hasta la teoría sobre la tierra redonda y no plana, tendría relación con el año nuevo judío que se celebra dos días, pues mientras que en un lugar es noche en otro es día, entendiendo que hay una rotación circular y constante del planeta.