¿Piropo u ofensa? Allí está la relatividad de las creencias. Todo depende de lo que se piense. ¿El mundo es estático, la mayor cualidad de un ser humano es la estabilidad, la quietud? ¿O, por el contrario, el movimiento, la evolución, el dinamismo, aprender a soltar son las nuevas herramientas de la salud integral? La elemental respuesta define toda una filosofía de vida y claro de comportamiento. Muchos desearían un mundo congelado, sin movimiento, porque el cambio aparece como aterrador.

Adherirse a un momento, a una circunstancia, a una época, es como una camisa protectora que impide crecer, pensar, arriesgar. Una barriga materna que custodia. La necesidad de lo seguro, de la certeza, está llevando al desquiciamiento de muchísimas personas. ¿Por qué las cosas cambian? ¿Por qué cambia nuestro amor? ¿Por qué cambian las políticas de Estado? ¿Por qué cambia nuestro cuerpo? ¿Por qué cambian las religiones? ¿Por qué cambia nuestra amistad? ¿Por qué cambias de sexo?

Hay una necesidad casi compulsiva de que alguien o algo proteja y asegure que no voy a correr riesgos porque todo ¡ya está definido! ¿Cómo pretender vivir así? ¿De qué manera nos educaron (o peor dolor, estamos educando) para un mundo inexistente, opuesto totalmente a la condición humana? El cambio significa que no puedes aferrarte a nada, absolutamente a nada, porque todo desaparece, como agua entre los dedos. No puedes retener nada, pero nada. Todo es movimiento, pero así no lo enseñamos, no educamos para el movimiento, sino solo para la permanencia, para durar. Como si esto fuera posible… ¿Si somos energía como pretender que la energía ‘se congele’?

Me pregunto muchas veces si nos han educado en unas creencias tan absurdas a propósito o por error. ¿Cómo nos hemos equivocado de tal manera? Muchas filosofías antiguas hablaron de mundos dinámicos, pero el imperio de la razón pareciera que abolió muchos otros saberes que no dependían únicamente del pensamiento. Y caímos en el caos. Entonces es cuando entran las opciones de ‘conspiraciones internacionales’ o hasta intergalácticas porque es imposible que el despelote el mundo sea solo una falla de perspectiva.

Cuando nos encontramos con el poder de unos pocos hombres (sí, de malas, pero son varones ‘poderosos’ los que llevan este mundo por el despeñadero) haciendo lo que les da la gana con comunidades enteras, no queda menos que preguntarse si somos fichas de un ajedrez y las manos ‘superiores’ hacen lo que se les antoje con todos. ¿Qué responder?

Entonces, ojalá te mires, te miren y mires a otros y respondas “sí, he cambiado, el mundo cambia, todos cambiamos a velocidades vertiginosas”. Es la existencia. Debemos aprender a vivir en movimiento. Ni siquiera tus ideas de hace 5 años pueden tener vigencia. Ni las de hace 2 o las del mes pasado. Si no logras aceptar la evolución estás haciendo curso acelerado para la enfermedad mental y claro el deterioro físico.

Resistirse al cambio es aumentar el problema. ¿Entonces de qué me agarro? Aun cuando suene paradójico, lo único que perdura es tu esencia. Difícil de explicar, pero es aceptar que lo único que permanece es tu conciencia (¿alma?) porque es parte de la totalidad. Como olas del mar, siempre en movimiento, pero partes de un todo. Por ahora empecemos por aceptar que ‘afuera’ todo cambia.