¿Cómo no va a estar preocupada la ciudadanía? Es el interrogante que surge cada vez que uno sostiene conversaciones espontáneas en cualquier lugar a donde va. La pregunta que siempre le hacen a uno es: “¿Cómo ves la cosa?”. Y a renglón seguido… “¿Qué crees que va a pasar con el país?”. Independientemente de cuál sería la respuesta que yo fuese a dar, el interlocutor de turno no me deja expresar mis pensamientos, me interrumpe y se riega en prosa a dar sus apreciaciones.
El primer comentario que me hicieron esta semana fue: “¿No viste, Gabriel, que la EPS de Sura va a dejar de prestar servicios y se va a someter a una liquidación voluntaria?”. A renglón seguido me dice: “Esto se veía venir. Arrancaron por no pagar a tiempo a las EPS y les reventaron la caja. Lo segundo que intentaron fue pasar esa reforma a la salud. Lo tercero es que la Superintendencia de Salud intervino a algunas EPS; empezó con Sanitas, continuó con Nueva EPS, siguió con SOS. Compensar tomó en ese momento una decisión parecida a la de esta semana de la EPS Sura y decidió presentar la liquidación voluntaria de su EPS…”.
Otro me recordó que la semana pasada había sido publicada la noticia de que el gobierno nacional está sin caja. Es cierto; si revisamos los titulares de algunos medios, estos alertan sobre el punto crítico de esta y sostienen que es una de las más bajas de los últimos años. El saldo, en el momento del informe, era de 3 billones de pesos, y sostiene que usualmente, para esa misma época, este debería oscilar por el orden de los $30 billones.
“¿Y qué tal, Gabriel, la posible declaratoria de emergencia económica?”. Y este mismo interlocutor se autorrespondió diciendo: “La liquidez del gobierno está tan complicada que el presidente Petro ya afirmó que, de no autorizarse un mayor cupo de endeudamiento, la declararía. ¿No será que la tal emergencia económica más bien es una disculpa para presentar su constituyente?”. Ya iba yo a expresar mi posición, cuando mi contertulio siguió de largo: “Yo creo que sí. Esto es muy grave, Gabriel. No viste que Santos, Uribe, Gaviria, Duque, Pastrana y hasta Samper, salieron a defender la institucionalidad. ¿Cómo será la cosa que hasta en eso los expresidentes, que no se ponen de acuerdo en nada, lo están?”.
“¿Y qué tal lo del Cauca, Jamundí y Dagua?”. Me preguntó otro amigo y siguió: “Bombas en esos tres municipios, estamos como en el 2000, antes de que llegara Uribe”. Y a renglón seguido se despachó: “La delincuencia urbana y rural están desbordadas. En los municipios cercanos, la coca y la minería ilegal están por todos lados; están haciendo lo que se les da la gana. Nadie los persigue, están a sus anchas y disfrutando de su agosto. En las ciudades principales los alcaldes hacen lo que pueden, pero los atracos y los homicidios siguen aumentando”.
Sin lugar a dudas, lo que me relataron es complejo y preocupante, ya que los acontecimientos descritos han ocurrido en la última semana y media, sumergiendo al país en un vértigo que nos tiene a todos ansiosos y con los pelos de punta. Mejor ni traer a colación los hechos de las semanas anteriores.
Así las cosas, cómo no va a estar preocupada la ciudadanía.