La COP16 tuvo múltiples efectos positivos, pero hay tres sobre los que es preciso recalcar. En primer lugar se hizo claro que por sus condiciones naturales Cali y su zona de influencia, incluyendo los municipios circundantes y el Chocó bioclimático, tienen una responsabilidad particular frente al mundo en la protección de numerosas especies animales y vegetales.

También fue patente que cuando existe voluntad política unida al respaldo ciudadano están al alcance logros ambiciosos, transformaciones en materia de infraestructura física, gestión pública, seguridad colectiva. De igual manera se hace posible la generación de oportunidades, ingresos y mejores perspectivas para los habitantes.

Por último, hemos comenzado a reencontrar la autoestima; la consciencia perdida de ser una ciudad-región cívica, pujante, hospitalaria, alegre. Un espacio donde las diferencias pueden tramitarse en el respeto, sin odio ni violencia. Tanto es así que una veintena de protestas sociales acontecidas durante la COP se gestionaron por las autoridades locales sin enfrentamientos ni violencias, en el diálogo y el respeto.

La biodiversidad es la característica que nos confiere reconocimiento ante el mundo y abre un panorama de oportunidades para ofrecer eventos científicos y académicos, actividades de campo, expresiones culturales, servicios turísticos, propuestas productivas. Pero la COP también desveló aspectos que deben atenderse para materializar esa aspiración. Así es mandatorio consolidar la seguridad, mejorar las comunicaciones digitales; fortalecer el bilingüismo, y desarrollar escenarios físicos que permitan una oferta diversificada en materia de tiempo libre y espectáculos.

Como se ha expresado desde la Administración Municipal, Cali encontró una nueva vocación llena de perspectivas alentadoras la cual se fortalecerá al institucionalizarse aquí la celebración periódica de la fiesta mundial de la biodiversidad o Biodiversity Week. Este es un evento alineado con la semana del clima, Climate Week, que celebran la ciudad de New York y la ONU convocando empresarios, dirigentes políticos, académicos y líderes de la sociedad civil de los distinto continentes.

El propósito caleño de apostarle a la biodiversidad crea posibilidades atractivas pero exige voluntad convergente en materia de políticas públicas por parte de los territorios involucrados. La capacidad de pensar y actuar juntos se pone a prueba no solo con el proyecto sobre biodiversidad si no además, con la creación del Área Metropolitana.

Esta es una iniciativa vilipendiada con argumentos contraevidentes por actores de la política tradicional especialmente en el municipio de Palmira. Tal proceder contraría los intereses de sus habitantes ya que el Área implicará beneficios concretos para ellos en materia de desarrollo industrial, comercial y oportunidades; integración y mejoramiento de los servicios públicos; eficiencia y costos menores de transporte; manejo medio ambiental coordinado. Todo mientras se respeta la autonomía económica y administrativa del municipio al cual apenas corresponde la coordinación constructiva de estrategias y acciones con sus vecinos. Ante la actitud mezquina de quienes propician el atraso, los palmiranos deben acoger con su voto el Área Metropolitana y aprovechar esta oportunidad excepcional de progreso.