El mundo está cambiando en forma tan acelerada que cuesta llevarle el ritmo. Sin embargo, no hay alternativa: es urgente montarse en ese tren porque si no el cambio atropella. Claro, en el vértigo de los movimientos, no todas las revoluciones se entienden o se asimilan. Digerirlas requiere tiempo… pero es que no hay tiempo. ¡O ya, o ya! Por ejemplo, el sin sentido de las universidades y de la preparación para el desempeño de una profesión. Allí el movimiento es aterrador. Un emprendimiento fácil, fácil, reemplaza una profesión de 5 años.
Claro, el emprendedor se arriesga, ensaya y aprende de la dupla ensayo-error. Pero ¡lo logra! Entonces puede terminar siendo más experto que los catedráticos universitarios, muchos de ellos, teóricos de profesión, pero sin un ápice de aplicación de la teoría, donde el posible estudiante le puede dar ‘sopa y seco’ al maestro. ¿Para qué se van a necesitar las universidades, sino un emprendimiento o un curso reemplaza toda la ‘carreta’ universitaria? Los cursos exprés se multiplican y cualquiera, si cualquiera, puede acceder a ellos. Te lo advierten: no se necesita ningún requisito, solo basta tu deseo de aprender y saldrás con certificación para realizar la tarea. ¿Entonces?
Cualquiera aprende de lo que quiera. Qué maravilla que el conocimiento se propaga, se divulgue, pero a la vez ¡qué peligro! Para mi profesión de Psicóloga, por ejemplo, ¿un curso exprés de Reiki, de Constelaciones, de manejo del duelo, de aprendizaje de emociones, o de cualquier asunto, puede reemplazar una preparación de 5 años frente al manejo de una crisis? ¿Será lo mismo? No me opongo a que se estudie y que el conocimiento se popularice, pero la pregunta es si es equivalente el ‘servicio’. Cualquiera lo puede hacer, las invitaciones de internet son infinitas, entonces ¿para qué ‘quemarse las pestañas’ si en 3 meses tienes certificación de ‘experto en maternidad de burros’?
No solo es en psicología. Puede suceder en muchas de profesiones. Cursos exprés de manejo de líos laborales, defensa de los derechos de las mujeres, dibujo de planos arquitectónicos, cura de enfermedades con plantas u otras profesiones reemplazadas por una información instantánea. Un mundo diferente y apresurado donde la inmediatez está ganando el primer puesto. Es el cambio y oponerse es un sinsentido. Lo importante es encontrar diferencias (si las hay) y claro, el usuario, cliente o paciente, escogerá el servicio ‘requerido’. ¿Encantar, descrestar, convencer, son también atributos que suman para obtener el oficio deseado? Y eso que todavía no hemos comenzado a usarla IA que necesariamente se apoderara de todos los campos de la ‘inteligencia’ humana y entonces ¿tienen sentido los estudios universitarios?
¿Se requiere experticia para desempeñar un rol? ¿Lo hace cualquiera ‘con ganas’? ¿Dónde quedan la experiencia y especificidad del oficio? Sin embargo, hay que destacar un intangible que contribuye notablemente al buen resultado de los procesos: conexión, energía, transferencia, vibración, (como quiera calificarlo) entre las partes involucradas. El estudio y preparación serán solo la herramienta porque es la esencia de quien desempeña el oficio lo que marcará la diferencia. Sí, es otro mundo y lo valioso es mirar hacia adelante, desechar el espejo retrovisor y crear soluciones. Es lo que hay... ¿Lo acepta?