Ya superó a China como el país mas populoso del mundo con mas de 1400 millones de habitantes y lo que otrora era percibido como un obstáculo, el tener una gran población, se ha convertido con la globalización en motor de crecimiento económico y poder político. India es actualmente la quinta economía mas grande del mundo y hacia 2030 debe ser la tercera sobrepasando a Alemania y Japón.

Desde hace décadas India se ha convertido en el mayor proveedor de servicios del mundo en sectores que requieren alto nivel profesional como maquiladoras de software, tecnologías de la información, diagnóstico médico y ha desarrollado industrias propias del ‘primer mundo’ como la espacial, fabricación de armas, farmacéutica, aviación, biotecnología y telecomunicaciones por mencionar solo algunas. India se ha beneficiado, al igual que México, de la reconfiguración de las cadenas de suministro globales que buscan diversificar, sino salir del todo, de China. Su crecimiento económico en los últimos años, por encima del 7% y los pronosticados para el futuro cercano, crean una formidable base económica para la India. Más que medicina o derecho, las calles del país están llenas de vallas en que invitan a los jóvenes a estudiar ingenierías como la carrera del presente y del futuro.

Actualmente India cuenta con todos los ingredientes para ser una potencia global: poder militar, nuclear, científico, diplomático, cultural, crecimiento económico acelerado, multinacionales, destino manifiesto y sólidas alianzas geopolíticas. India se puede dar el lujo, si bien es cercana a Occidente, de mantener estrechos lazos con países como Rusia o Irán. Además de Estados Unidos, Japón, Israel, los Emiratos Árabes, Francia y Australia constituyen aliados estratégicos de Delhi en la cambiante geopolítica del Siglo XXI.

En momentos que Rusia se hunde en el pantano ucraniano y China sostiene desgastantes conflictos en el Pacífico con sus vecinos y con Estados Unidos, India se constituye en un imán de atracción, una alternativa a la que todos quieren acceder.

La mayor democracia del planeta, India, enfrenta enormes desafíos y tareas pendientes en su ascenso a potencia global, comenzado por la pobreza que, aunque se ha reducido sustancialmente, aún afecta a unos 250 millones de personas. India ocupa un penoso lugar 130 en el Índice de Desarrollo Humano (2022) lo que indica vasta desigualdad y educación, expectativa de vida y salud deficientes.

De la mano del Narendra Modi, a la cabeza del partido BJP (Partido popular de la India) quien ya completa casi una década en el poder, no solo se han implementado reformas económicas y sociales, facilitando la inversión extranjera, sino también se ha fomentado el ‘Hindutva’, el poderoso sentimiento nacionalista y religioso hindú, cuya contracara es la marginalización de la minoría musulmana en India, unos 180 millones.

Al momento de escribir esta columna, Modi viaja a Estados Unidos, país que cuenta con una gran diáspora india, donde será recibido en visita de Estado por el presidente Joe Biden, se dirigirá al Congreso en pleno por segunda vez y se firmarán acuerdos estratégicos de hondo calado. Sin que se mencione, China es figura en la agenda bilateral. Las relaciones entre Beijing y Delhi se han deteriorado seriamente en los últimos años llegando a enfrentamientos militares en la frontera común. India fue el primer país que prohibió la aplicación TikTok en su territorio y Delhi siente que el ‘collar de perlas’, puertos chinos en el Océano Índico, constituye una patente amenaza a sus intereses.

Narendra Modi representa hoy en día el destino manifiesto de la India, el de ser una gran Nación, La Gran Nación.